lunes, 1 de junio de 2009
Pag.132 $ Mortalidad uno por mil
Domingo
Nubes altas, blancas y azules. Monte velado, brumoso. Vía verde, sombreada. Trinos y cantos. Pían constantes, solícitas, crías de gorriones. Reverdecen las hojas de las cañas de bambú al lado de campanillas blancas, cónicas. Llegan sonidos musicales de fiestas de barrios. Camina hacia el sureste, un gato negro gris ibérico. Recostados toman el sol, tres gatos blancos.
Chillan aerodinámicos dos o tres vencejos. Observa los coches pasar, sentado sobre el muro de ladrillo rojo, un gato gris y blanco. Cambia el viento y llegan ruidos de motores de coches y motos conducidos por excursionistas dominicales.
Llegan olores de cuerpos putrefactos. Mortalidad uno por mil. Trina con fuerza un pájaro, oscuro, indeterminado, anónimo. Al noroeste las nubes reflejan picos de cordilleras nevadas. Destellean colores bifocales y giran en mil posiciones diferentes, dos cedes colgados, suspendidos de las ramas altas de un árbol frutal.
Por la tarde, sopla el viento. El gato dálmata corretea por la vía con la cola vertical, erecta, dominante. El sol oeste ilumina débilmente el terrario, sombrío, negro. El gatito ocicat camina lento hacia el sur.
Declina el sol. Atardece.
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