viernes, 19 de junio de 2009
Pag.150 $ Mirlo negro, paloma gris
Jueves 18/06/2009
Cielo grisáceo. Asfalto húmedo. Picotean palomas sobre el terrario. Humedad sombría.Trina un ruiseñor. Se oculta en el matorral un gatito blanco. Reflejan blancos grisáceos los tejados de las casitas de la urbanización. Bosteza en medio de la vía un gato ibérico. Un verde oscuro, espeso, denso, alfombra las terrazas y laderas del monte.
El gatito rayón juega a cazar palomas, acercándose a ellas con sigilo, fijando su vista en el objetivo, avanzando casi a ras del suelo, estirando su cuerpo, tanteando y apoyando sobre la vía una de sus zarpas, afianzando su posición. Las palomas le observan incrédulas, alejándose según avanza con pasitos cortos sin dejar de picotear aquí y allá. Cuando inicia el ataque, alzan el vuelo y van a posarse sobre la calzada gris, seca.
Otras veces, el gatito ocicat prueba a cazar el mirlo negro. Juega el mirlo a ser presa fácil y las distancias entre perseguidor y perseguido se acortan. Cuando el gatito cree que puede abalanzarse sobre él, el mirlo con dos o tres saltitos vuelve a alejarse y el juego vuelve a empezar. Atardece.
De noche, la niebla se adueña de la cima. Apenas visible, entre un halo granulado de vapor de agua, destellea una luz blanca.
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