lunes, 1 de junio de 2009
Pag.131 $ Ovejas lachas
Sábado
Cielo azul. Otea la calzada, sentado sobre el muro de ladrillo rojo, un gato negro gris ibérico.Trina gutural un pajarillo.Gorjean gorriones. Crepitan cantos de jilgueros. Suenan suaves, motores de coches y motos eléctricas.
Un gato siamés bosteza mientras olfatea unas hierbas, después, lento, felino, se oculta junto al zarzal oeste. Otro blanco surge del matorral este y se tumba reflexivo sobre la vía a tomar el sol. Vuelan avispas junto a las fachadas de los rascacielos. Quema el sol.
Pedalean pelotones de ciclistas por carreteras de montaña y pilotos de motocicletas, ocultos detrás de cascos almohadillados, circulan al límite de la física y de la mecánica. Envuelve la ciudad una bruma transparente.
Por la tarde llegan ruidos inverosímiles de rozamientos estridentes de ruedas de hierro contra vías desniveladas. Retazos nubosos cubren el cielo. Oscurecen y se alargan las cortinas de lana de las ovejas lachas.
Atardece.
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