Monte arriba merodean los ocicats alrededor de los bidones llenos de agua de lluvia, encima de las casetas de los aperos o andando entre las hileras de hortalizas. Monte abajo, cerca de un núcleo urbano, siameses y exotics atigrados vagan a sus anchas.
Descendientes de gatos abandonados, de crisis conyugales y de ansiedad cosmopolita, gatos bicolores, gatos anaranjados, gatos grises y blancos, gatos blancos, gatos negros, gatos blancos y negros y gatos marrones y blancos. Gatos que duermen de día y merodean de noche. Cuando caminan cerca del muro de contención levantan las patas en ángulo recto. Es como si estuvieran siempre en campos minados. A cada paso se detienen, realizan un reconocimiento del terreno, alzan las patas en ángulo recto y avanzan lentamente.
El monte tiene tantos colores como días tiene el año. Azules intensos, calor de otoño, arco iris de invierno... El viento ha arreciado y las nubes cerraban la montaña al atardecer.
martes, 20 de enero de 2009
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