Cae la noche. El viento arrecia. Nubes blancas avanzan en el cielo raudas hacia el oeste. Atrona el viento. Enganchada a una zarzal, una bolsa blanca de plástico. En el firmamento, entre nubes veloces blancas brilla una estrella. El viento sopla encajonado en el valle, balanceando las ramas de los árboles. La portezuela de un coche suena al cerrarse en la vía urbana próxima.
Amanece granizando. Un rayo deja una estela de luz. El trueno rompe y un generador eléctrico entra en funcionamiento en un establecimiento cercano. El alternador suena como un avión calentando motores antes de despegar. Deja de granizar y el monte desprende un frescor nítido.
Sale el sol. Un gato bebe agua de lluvia de una hondonada natural rodeada de hierba verde. Las nubes flotan ahora hacia el sur. Rápidas, muy rápidas. El gato está ahora al lado del muro alto de piedra mordisqueando los tallos altos de las hierbas.
Arriba, a la izquierda, el prado de un caserío adquiere tonalidades marrones, madrigueras de topos y ratas. Postes de madera unidos con alambres acotan el prado en su parte alta. A la izquierda, árboles frutales de coordenadas euclídeas, de troncos torcidos y desnudos de hojas.
El viento ha dejado de soplar. Cielo blanquiazul. Sol de invierno.
sábado, 24 de enero de 2009
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