lunes, 4 de mayo de 2009

Pag.104 $ Oxidos de hierro

Ayer

Cielo azul. Trinos suaves. Trepa terrario arriba, un gato blanco y negro. Nubes blancas y grises larvadas rodean la cima del monte. Quiriquea un gallo. Doblan campanas. Bajo la placa de matrícula de un Renaul gris oscuro, toma el sol, tumbado, un gato gris y blanco. Calienta el sol. Montes brumosos ralentizan una villa dominical. Llega el sonido de una lancha motora. Silba pausado, cadencial, monótono, un pájaro. Responde un jilguero. Reanuda pitidos un pip-pip.

Arbustos de óxidos de hierro tapizan la ladera noroeste. Revolotean dos golondrinas. Con las alas desplegadas desciende vertical un halcón y desaparece de la vista. Brotan flores amarillas de los tejos. Sobre el arcén, corretea desprogramado, un aguzanieves.

Por la tarde se cierra el cielo y tres águilas trazan círculos por encima de las antenas de televisión. Un gato negro naranja sentado, alza una patita y se frota el hocico contra ella.

Atardece.

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