viernes, 8 de mayo de 2009

Pag.109 $ Estudiantes plagiados


Cielo gris, enyesado. Asfalto salpicado de puntos de agua. Un sirimiri pertinaz se instala en el monte blanqueado por la niebla. Trinan los pájaros y verdea el árbol de coral. Sobresalen tejados rojos y fachadas blancas sobre fondos verdes extensos. Llegan aullidos suaves, ladridos severos. Recostado sobre el sendero de grava, el gatito ocicat se rasca con una almohadilla una oreja. Por la acera hablan personas atropelladamente. La hierba oculta la grava al sureste de la vía. Junto al muro de piedra, un gato negro naranja olfatea un objeto azul con forma de botellita de agua mineral.

Acuden a las bibliotecas de la villa, insomnes, enfermos y marginados y en épocas de exámenes las abarrotan rebaños de estudiantes plagiados con apuntes subrayados, coloreados, resumidos, chuleteados. Pía un gorrión. Suena un claxon.

Por la tarde nubes grises se superponen en el cielo. Husmea como una cobaya, un gatito blanco.

Atardece.

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