lunes, 11 de mayo de 2009
Pag.112 $ Deslizamientos tectónicos
Cielo de islotes blancos sobre el monte. Trinos. Se acicalan sobre la vía un gato blanco y negro y otro blanco. Suena un motor asociado a un cambio de presión. Gira un eje de rotación. Perseverantes, alegres, silban, trinan y gorjean pájaros. A las diez y media sale el sol. Crecen hierbas y gramíneas sobre el sendero de grava. Sopla el viento. Un gato negro naranja observa a otro gris y blanco curtido, experimentado, moverse por la base alta, estrecha, del canal de desagüe. Vuelan abejorros. Veintiseis grados marca un termómetro urbano al norte.
Por la tarde sopla viento marino. Caen rápidas gotas de agua. Se desploma el calor. Suena un trueno. Trina un jilguero. Gorjean gorriones. Maúlla un gato. Caen densos goterones de agua. Corren y saltan sacudiéndose el agua, los gatos al sur de la vía. Blanquea el monte una cortina de granizo. Brota un ruido de deslizamiento tectónico. Crepita el cielo. Cesa la lluvia y vuelven réplicas distantes. Sale el sol e ilumina el prado verde y los árboles frutales. Crecen, por debajo de la casita de arena, por encima de la carretera nueva, arbustos de flores rosas. Después de la tormenta, tres gatos blancos se mueven frágiles, temblorosos, por la vía de grava.
Atardece.
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