jueves, 12 de febrero de 2009
Pag.25 $ Monte submarino
Amanecer frío de agua vaporizada, de halos luminosos, de nieblas eléctricas. Arriba, en las casitas de la urbanización han dejado una luz de un garaje encendida. Abajo, el muro de ladrillo rojo presenta irregularidades cóncavas de ladrillos rotos, de postes arrancados que anclaban la valla metálica. Restos de una Francia desvencijada.
Pájaros aferrados a ramas de árboles cercanos, trinan y silban. Una niebla difusa de pequeños cristales de vapor de agua cubren el monte. Desdibujadas sobre el asfalto, lineas amarillas en forma de doble v, marcan una zona de carga y descarga. Al lado, un gran almacén al por mayor cerrado por traslado.
Una persona con un paraguas abierto camina hacia la urbanización por la pasarela. Llueve.
A la derecha de las casitas de la urbanización, sobre una zona de tierra menuda, han clavado oblicuamente troncos a modo de estacas de contención que hacen la función de jardineras.
Por la tarde, el sol calienta un cielo bicolor, blanco y azul, con fondo verde. Dos gatos negros. Dos gatos rojos.
Lejos al Noroeste, a pie de calle, varias personas en sillas de ruedas abandonan recintos terapeúticos y acompañados de sus cuidadores dirigen sus sillones eléctricos a los comedores de la asociación.ESPACIO. Fuera, alineadas a ambos lados de la calle, farolas con una corona de metal en la parte superior..., farolas de verdes parques con acuíferos artificiales y pavos reales. A la izquierda, un polideportivo con piscina cubierta, pistas de squash y campo de fútbol.
Anochece. Al Este, nubes blancas. Al Oeste, nubes negras. Arriba, un monte submarino, duerme.
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