miércoles, 25 de febrero de 2009

Pag.38 $ Estrellas de luz


Cielo azul. Frescor frío de nieve. Amanece. Hasta los drenajes de aberturas rectangulares de los muros de piedra llegan rayos diáfanos de un sol del Este. Una orquesta de trinos se extiende por la vía, por el huerto grande.

Un gato negro naranja camina por un estrecho borde de un canal de desagüe alejándose del lugar donde dormitaba. Arriba, en el monte, un halcón posado sobre uno de los cables eléctricos, alisa algunas plumas con el pico, preparándolas para el vuelo. En la zona umbría, las hojas de los laureles brillan al ser mecidas por una brisa de nieve. Un paisaje de planicie castellana absorbe el monte.

La carretera nueva está hecha de frío y sol. Un jóven camina por la vía urbana, acera abajo, conversando por un móvil.

Por la tarde, la luz da de lleno en la fachada Oeste de las casitas de cemento, de colores pastel, granate y arena. Faldas grises escocesas y cárdigans azul marino bajan por el arcén de la carretera nueva, hablando, parándose, riendo...
El gato marrón y blanco, el gato grande, camina por la vía lento. Ayer trepó por el muro de piedra , sin esfuerzo, elástico, etéreo.

En los huertos próximos a las casitas de cemento, dentro de una pequeña zona arbolada frondosa, un CD colgante gira y crea cientos de estrellas de luz blanca. De noche, una luciérnaga artificial colorea de rojo el mismo lugar.

Al atardecer, los gorriones vuelven a los laureles, anticipando noches cálidas de verano al frescor de la umbría. El monte es hoy una pila de heno, de claroscuros verdes y color oro, arriba, en la cima. Se oye el motor de una sierra mecánica.

Frente al muro de piedra, un siamés ajeno, concentrado, meditativo, dormita.

No hay comentarios:

Publicar un comentario