viernes, 20 de marzo de 2009

Pag. 60 $ Una encina

Ayer

Cielo azul sin nubes. Un aire cálido inclina las hierbas y balancea las hojas del zarzal. Salen voces desde la pasarela y los gatos alzan sus cabezas y dirigen sus orejas hacia ella. Por el camino de grava corre a saltos, alegre, un gatito blanco y negro.

Una joven atractiva aparca un Seat con destreza. Arriba, en el parque del edificio de oficinas, los árboles se colorean de granate; abajo, los huertos se visten de blanco.

Atletas con tatuajes, ciclistas en maillots rojos y paseantes en mangas de camisa ascienden arcén arriba. Se oyen ensayos musicales de procesiones de Semana Santa.

En un recodo de un camino escalonado de hormigón crece una encina. Desde un muro de contención, también de hormigón, pueden verse tejados ondulados de uralita y somieres de cunas sobre techos de láminas metálicas acanaladas. Imantada, trepa por el muro, una lagartija.

Una tórtola y después otra, surcan el aire. Abajo, en el patio de un colegio público, algunos niños juegan al fútbol.


Atardece una vía sin gatos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario