jueves, 26 de marzo de 2009
Pag. 67 $ Coches de silicio
Cielo de nubes grises alargadas, particionadas. Atmósfera fresca, primaveral de olores a polen, a flores... Surgen, sobre una grava gris y negra, al Norte, un gato negro ibérico, un gato blanco, el gato rabón y otro oculto. Perforan el cielo azul estelas de campos arados, quebrados, blancos. Gañan en el firmamento bandadas de gaviotas grises y blancas.
Huecos de coches de silicio entran y salen por la vía urbana. Suena seco un freno de mano. Junto al muro de ladrillo rojo, rodeado por hierbas y matojos, relame su piel un jóven gato gris y blanco. Un gato blanco y negro avanza hacia el Sur. Trina un jilguero.
Por la tarde despresurizaciones tubulares mecen las hierbas verdes, las hojas del laurel y los tallos de bambú. Los gatos, sincronizados, avanzan al Sureste. Un gato gris y blanco avanza lento, precavido, reflexivo por la vía de grava.
Arriba, cerca de una carretera de montaña hay una cueva prehistórica abandonada con restos de fogatas y círculos de piedras sobre el suelo exterior. Desde la entrada puede verse un caserío y una hilera de eucaliptos.
Atardece.
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