miércoles, 25 de marzo de 2009
Pag.66 $ Cormoranes negros
Amanecer frío de nieve. Rocío. Escarcha. Nubes altas grises. Trinos. Niebla en la cima del monte. Un gatito blanco salta encima del terrario. Brilla una nube al Este. Por encima de los adosados, otra nube atrapada entre presiones barométricas se alarga, rota, gira sobre sí misma...se fragmenta. El monte amplifica sonidos, mira al Oeste, ennegrece.
El calor del sol reseca lento un asfalto medio húmedo. Por la calle un Hyundai persigue a un Audi. Un verdecillo se oculta en los arbustos cercanos. Aletea huidizo un gorrión. Un núcleo solar de hidrógeno y helio se refleja sobre el techo de un coche aparcado. Noventa grados.
Arriba, por debajo de la central eléctrica abandonada, sobre un prado verde húmedo, pacen agrupadas cuatro o cinco ovejas. Chirría anacrónica la puerta de un camión frigorífico. Se oye secuencial, rítmico el tambor de una lavadora.
De hendiduras y grietas del muro de ladrillo rojo brotan plantas vivaces y zarzas. Vuelan, a ras del agua, longitudinales al estuario de la ciudad, garzas chinas bajo plumajes de incansables cormoranes negros, submarinos. Seis o siete palomas grises y blancas planean a altitudes diferentes sobre la vía.
Un gato tricolor marrón, gris y blanco otea la vía de grava. Otro gris y blanco dormita ensimismado sobre un volkswagen azul marino aparcado. Bajo las hojas del laurel pían gorriones al atardecer.
Suena lejana la sirena de una ambulancia.
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