viernes, 6 de marzo de 2009
Pag.47 $ Canguros y ardillas
Frío y humedad. Al Noreste evolucionan nubes rojizas, pálidas. Columnas de vapor negro brotan cálidas, arriba, en la cima del monte. A las nueve en punto sale y se desvanece el sol.
Un gatito siamés taciturno estornuda sobre la vía, bajo la lluvia y el frío antes de refugiarse en sótanos, desvanes o guaridas subterráneas.
El alzado frontal del campanario próximo es una casita de miniatura de anchos aleros, con una cruz y un pararayos en el vértice superior. La puerta es un pequeño arco de triunfo con campana de hierro automática. Dos pequeños triángulos de piedra a derecha e izquierda hacen de árboles custodios.
Un estornino busca refugio en la vía de grava huyendo de cimas nevadas. El gatito siamés, inseguro, vulnerable, tembloroso tiene sueños de ardilla laboriosa, de oveja sosegada, de canguro brincando por el monte, por el huerto, por la vía...
Nubes grisáceas clausuran el monte. Anochece.
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