lunes, 6 de abril de 2009

Pag. 78 $ Nudos lógicos


Amanece. Cielo ligeramente rojizo al Sureste. Los gorriones concentrados pían en el laurel. Suena una ambulancia. Pasa un camión municipal. Un gato negro naranja se relame sobre la vía. Se transforman en violetas y morados, los granates y blancos, arriba, por encima de las casitas de cemento.

Los paneles separadores del arcén son una sucesión de escalones verticales imposibles, de puertas grises y blancas, entreabiertas, de accesos kafkianos. Camina por la acera una joven con bufanda marrón y verde. Un gato blanco y negro camina soberbio, altivo por la vía de grava.

Barras de nubes grises ocultan un sol discreto. Ladran perros a diferentes frecuencias. Un gato gris, marrón y blanco, uno ibérico y uno blanco observan cómo un mensajero motorizado, oculto tras un casco gris oscuro, fuma un cigarrillo .

Por la tarde, salinas eólicas invaden la vía urbana. Empujadas por el viento, gañan gaviotas. Sirimiri de sal. Sobre el techo verde de un Ford, un gato gris y blanco resuelve dudas internas. Llueve débilmente. En los huertos de los ocicats, los bidones rebosan, medio llenos, nudos lógicos de dinámica de fluidos.

Atardece.

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