martes, 14 de abril de 2009

Pag. 84 $ Un husky


Domingo. Cielo de acero gris y blanco. Brisa fresca. Trinos. Asfalto húmedo. El gatito ocicat cruza la calzada. Surge por el muro de piedra un gato negro naranja. Trina una bandada de jilgueros. Se filtran rayos solares entre nubes y una frecuencia verde invade el monte y la vía de grava. Toma el sol, sobre el capó de un Hyundai, un siamés.

Suena un coche al ralentí, después, una puerta. Se oyen campanas unidas a rodamientos sobre la acera. Ocho o nueve gatos esperan la incursión de un husky gris y blanco sobre la vía, erguidos, expectantes. Cambia la fuerza del viento y el husky abandona el intento. Un gato gris y blanco dormita sobre un coche blanco.

Por la tarde cortinas de agua derivan con el viento. Amaina la tormenta y el gatito gris y blanco, rayón, alza su cola por encima de un gatito blanco, cabeceando amistoso, sociable. Ruge un avión. Estalla un cohete. Flirtea un palomo. En los huertos crecen lentas las hojas de las higueras.

Cae la tarde. Flotan arriba, en el cielo, grandes nubes blancas. Se oye la sirena antirobo de un vehículo. Pasean por la acera niños charlando. Desde el Oeste, iluminan un área alargada del monte, cercana a la cima, ténues rayos solares.

A diferente altitud flotan nubes blancas y nubes negras. Atardecer frío.

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