sábado, 4 de abril de 2009
Pag.76 $ Puntos de mortero
Nubes altas blancas. Reluce inconstante una esfera solar. Trinos y gorjeos alegres. Verdean las hojas de los árboles frutales. Seis gatos dormitan a la derecha de la vía. Quietud y silencio interrumpido por vibraciones viejas de coches seminuevos. A las doce horas llovizna. Un gatito blanco busca cobijo bajo los árboles del terrario.
La lluvia primaveral humedece poco a poco la gravilla dejando trazos de trigales segados, de céspedes invernales, de verdes claros. Un gato gris y blanco camina hacia el Sur junto al muro de piedra. Poco después, en dirección contraria, camina, uno negro. Ronronea brusco el motor de un coche.
Por la tarde, un cielo blanco grisáceo cubre el cielo. Se oyen puertas cerrarse, herméticas unas, destartaladas otras. Maúlla débil, un gato. Por la autopista, navega a velocidad de crucero, un deportivo. Sobre la vía de grava, permanecen quietas, una paloma negra y una gris y blanca.
Al lado de la vía, se extiende una plaza ajardinada, de losetas rosadas adheridas a bases de ladrillos con cuatro puntos de mortero. Atardece.
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