miércoles, 15 de abril de 2009

Pag.86 $ Un arce chino

Ayer

Niebla en la cima Norte. Asfalto húmedo. Abre zanjas en una ladera del monte, una excavadora. Suena una bomba de extracción. Simultáneamente al encendido del motor de un coche, salta la sirena de una ambulancia. Suma de amplitudes. Máximo laboral. Después, silencio, quietud, trinos.

Cuatro gatos, dos negros naranja, uno blanco y un siámés se acicalan sobre la vía de grava. Rebotan chispas de soldaduras. El reloj del Ayuntamiento martillea once campanadas, rancias, adustas, graves.

Llueve a intervalos. El prado junto a la casona grande añora el rebaño de ovejas, el burro que subía la cuesta y los cántaros de leche junto al camino. Entre la casita beis y la casita granate crece un arce chino, rojo granate, negro púrpura.

Atardece.

No hay comentarios:

Publicar un comentario