miércoles, 8 de abril de 2009
Pag.80 $ Porterías de rugby
Viento fresco. Nubes blancas al Este, grises al Sureste. Un gato ibérico negro se relame y dos blancos y negros caminan en direcciones opuestas. Los gatos se apartan del sendero de grava cuando olfatean caracteres irascibles. El sol difuso ilumina radianes de nubes.
Entre muros, se llenan de hojas verdes de coral, al lado de laureles negros, árboles caducos. Trinan pájaros en los huertos. Un árbol de coral exhibe en la copa más ramificada un nido vacío. Camina por la acequia un gato negro naranja. Entre el zarzal anida un jilguero de Castilla adaptado al medio.
Un gato gris y blanco trepa ágil sobre un Ford gris oscuro. Arcos de nubes blancas serigrafían el cielo. Chocan contra el asfalto bidones de cerveza. Se oye el desenrrollar de persianas de lamas plastificadas. Las ovejas, pacen hoy, en el prado verde por debajo de la central eléctrica abandonada que conserva estructuras metálicas de porterías de rugby, casi intactas. Entre ambas porterías, a modo de terraza se extiende un volumen sólido rectangular de color gris.
Anochece. Luna llena.
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