domingo, 21 de junio de 2009

Pag.152 $ Zenith solar


Sábado 20/06/2009

Cielo azul salpicado de nubes blancas. Sol y sombra. Viento sur. El calor ahuyenta a los gatos de la vía. Salta al sendero, el gato blanco y negro atigrado. Mueren los gatos accidentados, envenenados por raticidas, plantas venenosas, por enfermedades trivalentes o por simple vejez.

Brotan frutos esféricos, arracimados, morados, de acebos plantados junto al arcén. Sobrevuelan la carretera dos golondrinas bajo un zenith solar. Surca el monte, extraviada, una gaviota. Envejecen rápido todos los gatos. Atacan al verse morir, los gatos grises y blancos.

Anochece. Nubes grises de contornos irregulares, quietas, estáticas, oscurecen un cielo entre azul y blanco.


FIN DE BLOG

Pag.151 $ Dolmen de hierros


Viernes 19/06/2009

Niebla. Lluvia. Sobre la vía un gato negro y otro negro naranja. Trinos. Sirimiri. Aparcados en doble fila, un taxi y un camión repartidor de gas butano. Gorjea con un silbido entrecortado, una cría de gorrión. Se rasca el cuello y levanta la cabeza, un gato siamés. Se oye el trino melódico, variado, de un ruiseñor. Sopla una brisa fresca. Blanquea el monte, la bruma. Conducen por la ciudad coches potentes de alta gama, funcionarios irrespetuosos, inconscientes, corruptos.

Se alza, no lejos de la desembocadura del estuario, un dolmen de hierros entrelazados, con cables de sujección de acero a la ribera, con barcaza rodante, rectangular, acristalada, colgante.

Por la tarde se enfría el aire. Llegan maullidos agudos de enzarzamiento felino. Cierran el cielo, nubes grises y blancas. Camina juto al muro de ladrillo rojo, sobre la calzada, un gato gris y blanco.

Atardece.

viernes, 19 de junio de 2009

Pag.150 $ Mirlo negro, paloma gris


Jueves 18/06/2009

Cielo grisáceo. Asfalto húmedo. Picotean palomas sobre el terrario. Humedad sombría.Trina un ruiseñor. Se oculta en el matorral un gatito blanco. Reflejan blancos grisáceos los tejados de las casitas de la urbanización. Bosteza en medio de la vía un gato ibérico. Un verde oscuro, espeso, denso, alfombra las terrazas y laderas del monte.

El gatito rayón juega a cazar palomas, acercándose a ellas con sigilo, fijando su vista en el objetivo, avanzando casi a ras del suelo, estirando su cuerpo, tanteando y apoyando sobre la vía una de sus zarpas, afianzando su posición. Las palomas le observan incrédulas, alejándose según avanza con pasitos cortos sin dejar de picotear aquí y allá. Cuando inicia el ataque, alzan el vuelo y van a posarse sobre la calzada gris, seca.

Otras veces, el gatito ocicat prueba a cazar el mirlo negro. Juega el mirlo a ser presa fácil y las distancias entre perseguidor y perseguido se acortan. Cuando el gatito cree que puede abalanzarse sobre él, el mirlo con dos o tres saltitos vuelve a alejarse y el juego vuelve a empezar. Atardece.

De noche, la niebla se adueña de la cima. Apenas visible, entre un halo granulado de vapor de agua, destellea una luz blanca.

jueves, 18 de junio de 2009

Pag.149 $ Raya marina


Miércoles 17/06/2009

Cielo azul al noreste. Luz blanca al este. Bruma al sureste. Brisa fresca. Sentado sobre la vía, observa caminar al gatito ocicat al sur, un gato blanco y negro. Brillan las hojas de bambú entre árboles sombríos. La ladera suroeste sombrea un monte de hileras arbóreas, incisivas, brumosas, verdinegras. Cubre el cielo una raya marina, blanca, delgada, espacial. Silba un pájaro. Pía un gorriato. Campanillea grave el motor de un automóvil.

Las crías de gorrión ensayan vuelos cortos, pían algunas desaforadas, doblan sus patas acomodándose sobre superficies soleadas, verdes céspedes cuidados, escalones graníticos bajo columnas dóricas o listones de madera en bancos de curvas suaves.

Llega el efecto Doppler de un vehículo pesado en una curva. Calienta el sol. Merodea junto a la zapata sur, un gato negro. Olfatea un canal de drenaje el gato dálmata.

Por la tarde, se acortan las sombras proyectadas por los edificios sobre la vía de grava. Viento calmado, débil, noreste. Atardece. Cierra el cielo el viento sureste. Al anochecer, focos de luz iluminan la carretera y el camposanto. Llueve.

Pag. 148 $ Paraguas de piedra


Martes 16/06/2009

Cielo gris, blanco y negro. Bruma. Frescor. Trinos. Ruidos de motores holgados. Pasea por el extremo de un desagüe, un gato blanco y negro. Se relame el lomo un gato blanco. Esparce la brisa olores a heno, a hierba segada, a sequedad de verano. Durante unos segundos, entre nubes grises, brilla el sol.

Adornan almenas de palacetes junto al parque Iturrizar, grandes paraguas de piedra, puntiagudos, pétreos, cerrados.

Por la tarde, yacen recostados los gatos bajo un cielo cálido, sobre la vía de grava. La gatita naranja otea la vía urbana al sureste. Pían anhelantes crías de gorrión.

Atardece.

Pag.147 $ Villa londinense


Lunes 15/06/2009

Niebla en la cima. Lluvia. Trinos. Transpira humedad, niebla, opacidad negra y gris, el monte. Desbroza maleza con una sierra helicoidal, un operario municipal. La niebla de baja altitud blanquea una villa londinense, de casas victorianas de grandes ventanales, de palacetes de piedra vista, de colonialismo rancio, férreo, financiero.

Gorjean gorriones al lado de la casona grande, envejecida, sin reformar, con su puerta verde sur, acceso al corral y otra más grande orientada al este, con zagüan, a la que se llega a través de un sendero estrecho, sombrío, húmedo, bordeado de higueras y laureles. Gruje sobre la calzada un camión diésel. Surcan dos o tres gaviotas el monte hacia el noroeste.

Por la tarde, los gatos campean al descubierto por la vía segada. Flotan nubes negras bajo un cielo gris y blanco. Atardece.

miércoles, 17 de junio de 2009

Pag.146 $ Cruces de mármol blanco


Domingo 14/06/2009

Cielo de píxeles grises y blancos. Trinos. Aparcamientos vacíos. Brisa fresca, marina. Caen gotas menudas, alargadas. Destaca al sureste, en medio del cementerio, junto a la escuela de magisterio, rodeada de cruces de mármol blancas, una palmera frondosa. Se cala, bajo la lluvia, tumbado sobre la zapata de la catenaria, un gato blanco y negro.

Absorben sonidos, dobles acristalamientos climatizados. Cae continua la lluvia. Sopla viento noroeste. Se llenan de coches los huecos de la calzada. La vía de grava se viste de estrella verde y amarilla al sur, de colores dorados al norte. Cae la niebla sobre la cima. Bajan las temperaturas. Las palomas se posan aferradas a salientes del muro de piedra, bajo el laurel sureste. Pasea por la calzada, junto al muro de ladrillo rojo, el gatito ocicat. Suena un pip-pip, autóctono.

Convierte la niebla en trazos negros, borrosos, las cúspides metálicas de las antenas de televisión. Ennegrecen los árboles. Amarillean los prados.

Por la noche, arrecia el viento y la lluvia. Cruje atronador el cielo.

Pag.145 $ Mares azules


Sábado 13/06/2009

Cielo azul. Bruma. Trinos. Amanecen encendidas las luces de la carretera. Otea el horizonte sur, un gato ibérico negro naranja. Gorjea un gorrión. Chillan vencejos. Llega la vibración neumática de un motor encendido. El monte es un espejismo translúcido, de bruma, de arbustos escalonados, defensivos, invictos.

Hacia el sureste, viajan nubes blancas de núcleos grises. Camina dirección noroeste un gato marrón, gris y blanco. El viento esparce olores a flores aromáticas. Los gatos buscan la sombra y el frescor de las hierbas altas, clorofílicas, acuosas, bajo una atmósfera de bruma, lenticular, convergente.

Colapsa el encendido de un viejo motor sobre la calzada. Cambia la presión atmosférica, sopla viento marino de sal, de costa arenosa, de playas con mares azules y olas blancas rizadas. Al noroeste, empequeñecen terrarios junto a altas palmeras de múltiples hojas. Inician excursiones exóticas, tardías, residentes noctámbulos.

Por la tarde, bajo un cielo cerrado y gris, en el prado de la cima, el pastor conduce el rebaño de ovejas hacia naves cubiertas. Atardece.

Pag.144 $ Una acacia académica


Viernes 12/06/2009

Monte brumoso. Disco solar entre sombras brumosas y brisa fresca. Suenan sirenas de ambulancias. Reposa sobre la zapata de la catenaria, el gato blanco y negro atigrado. Trinan aves, esporádicas, rítmicas, mecánicas. Adornan el cielo estelas de aviones de dirección noroeste. El viento peina las terrazas verdes del monte. Revolotea un verdecillo. Suenan ladridos de los caseríos. Chirría la carretera. Brotan pequeñas flores blancas del zarzal. Crecen junto a él, competitivos, arbustos de flores blancas con hojas de relieves de medias lunas, curvas, inclinadas, verde oscuras.

Por la tarde, rehuyen los gatos de una vía soleada, calurosa y se recuestan cadavéricos, humorísticos bajo la sombra de los rascacielos urbanos. Suena al oeste una alarma antirobo. Sobre el estuario, realiza un picado rápido, casi vertical, una gaviota gris y blanca. Brillan estrellas de agua entre las hojas de una acacia académica, universitaria.

Atardece.

Pag.143 $ Campanillas blancas


Jueves 11/06/2009

Cielo blanco y gris. Gorjean gorriones. Asfalto húmedo. Monte verde y negro. Bruma de cristal. Dormita ovillado junto al muro de ladrillo rojo, un siamés. Silban y trinan pájaros. Camina hacia el sur, por el sendero, un gato negro naranja. Murmura la carretera. Choca contra el suelo una onda Mach. Brotan entremuros campanillas blancas. Otea el norte, un gato marrón, gris y blanco.

Por la tarde, un par de gatitos recién nacidos, bicolores, juegan y corretean semiocultos entre hierbas junto a la abertura de piedra, acceso a la guarida. Sopla fresco el viento. Se reúne toda la colonia sobre la vía de grava.

Abandona la calzada un audi obsoleto. Atardece.

Pag.142 $ Monte blanco


Miércoles 10/06/2009

Cielo azul. Nubes blancas. A baja altura se desplazan veloces, hacia el noroeste, pequeñas nubes. Viento alto sureste de grandes nubes blancas, fragmentadas, acorazadas, celulares junto a cúmulos grisáceos bordeados de filamentos. Zarandea las ramas de los árboles un viento sur noroeste, seco, cálido. Dos sombras negras descansan sobre la vía verde. En una tregua eólica, caminan lentos por la vía, un gato negro naranja y otro gris y blanco.

Sale el sol entre ensamblajes celestes. Balancean las hierbas de la vía, campos eólicos. Suena un claxon, después, la sirena de una ambulancia. Cima de nieve verde, monte blanco. Pían gorriones. Zumba la carretera.

Por la tarde, el gato dálmata otea el noroeste inmóvil, reflexivo, circunspecto. Flotan olores campestres de polen y flores. Sopla una brisa, suave, cálida. Abre la portezuela de un coche furgoneta, una jóven vestida con chaqueta y pantalones vaqueros ajustados y andares provocativos, portando dos bolsos de largas asas.

Brilla el sol. Atardece.

martes, 16 de junio de 2009

Pag.141 $ Dinosaurios


Martes 09/06/2009

Cielo blanco y azul. Monte negro. Pían gorriones. Prueban, sobre la calzada, el motor de un coche, rum...rum...rum... Planos de nubes grises renderizan el cielo noreste. Descansan al sureste nubes alargadas, pixeladas. Caen ladrillos rojos de una vieja carretilla elevadora, obsoleta, oxidada, por exceso de carga y error en la distribución y altura de paletas.

La zona alta de los muros de piedra son senderos felinos, ocultos, sombríos. Retumba el cielo. Truenan turbinas de aviones. Pasean por la ciudad, dinosaurios ancestrales, sísmicos, energéticos.

Doradas por el sol, adornan las pendientes abruptas, ramilletes de gramíneas. Sopla el viento. Por la tarde, las nubes altas, delgadas, sombrean la vía. Viento noreste.

Atardece.

Pag. 140 $ Un ruiseñor


Lunes 08/06/2009

Sopla el viento. Nubes bajas, pixeladas de agua. Nubes altas blancas. Monte gris. Salta en medio del sendero, un gato blanco y negro. Suena el siseo de las hojas mecidas por el viento, arrulladoras. El viento noroeste ahoga trinos y cantos. Gorjean y picotean gorriones sobre la calzada. A las ocho y cuarenta y ocho, templa la vía, el sol. Llegan olores intensos de plantas, hierbas y árboles. Espirales de viento zarandean arriba y abajo las ramas, olas eólicas las empujan a derecha e izquierda. Trina fuerte un ruiseñor. Aparcan en doble fila coches con las luces de avería encendidas.

Dentro de recintos académicos, brotan de magnolios, al lado de puertas de hierro cerradas, herméticas, flores blancas gigantes. El viento noreste fluye sobre la cima blanca, nevada. Giran hidraúlicos, tubulares, caballos enjaezados con cinchas de oro, cabezales azules y sillas negras dentro de carruseles anacrónicos.

Por la tarde, los gatos pasean por el sendero y se recuestan al sol. Resaltan sobre un fondo gris luminoso, las antenas televisivas rojiblancas. Con la lluvia llega el viento sureste y los gatos reaparecen por el sendero, melindrosos los blancos, osados y rígidos, los grises y blancos.

Se oyen truenos huecos. Llueve copiosamente. Relampaguea. Atardece.

Pag.139 $ Urnas de cristal


Domingo 07/06/09

Cielo blanco. Asfalto húmedo. Brisa fresca. Viento noreste. Suenan flautas vascas. Descansan sobre la vía, un gato siamés y un gato blanco. Entre herbáceas altas de flores amarillas y matorrales de tonalidades verdes, permanece oculta, la colonia de gatos.

A media mañana sale el sol. Trinan pájaros. Murmulla sedosa la carretera. Maúlla con un aullido suave, un gato. Con forma de península ibérica flota lenta y sola, una nube blanca. Por la tarde, cubren el cielo nubes blancas y claros azules de color pastel. Picotean palomas sobre la rampa estrecha, asfaltada, acceso al antiguo paso a nivel, y camino sombreado, agreste, hacia los caseríos. Atraviesa líneas herbáceas, marcialmente, un jóven gato gris y blanco. Circulan paralelos, en dirección prohibida, ocupando toda la calzada, tres jóvenes sobre bicicletas impersonales, oscuras, modestas.

Se llenan de papeletas, en aulas infantiles llenas de sueños de colores, urnas de cristal. Atardece.

sábado, 6 de junio de 2009

Pag.138 $ Arco iris de primavera


Cielo azul. Arriban oleadas de nubes blancas, celulares, desde el noroeste. Asfalto húmedo. Sopla el viento. Calienta el sol. Llegan voces de tertulias vespertinas, campestres. Despiertan pájaros aletargados con trinos y gorjeos espaciados. Pasea por el medio de la calzada un gato negro naranja. Analiza el entorno un gato negro ibérico. Sobrevuela el monte en círculos un ave rapaz. Suena a pie de pista un avión, metálico, agudo, incisivo.

Se arremolinan al sureste cúmulos de nubes arbóreas de colores grises claros y blancos. Cambia el viento y se funden nubes suroestes y surestes. Suena la carretera. Se nubla el cielo. LLegan aromas de plantas y cantos de aves. Brilla el sol. En la cima del monte, formando una hilera entrecortada, pacen ovejas blancas.

Se igualan en el cielo, presiones y temperaturas e intercaladas se suceden tormentas y campos de sol. Brillan como estrellas, las gotas de agua dentro de hoquedades negras.

Por la tarde, truena inaudible el cielo. Se colorea de gris y blanco el monte. Llega el zumbido susurrante de la lluvia sobre las hojas. Nace en la central eléctrica y muere al sureste, un arco iris de primavera, resplandeciente, nítido.

Atardece.

viernes, 5 de junio de 2009

Pag. 137 $ Herrerillos amarillos y azules


Bruma, humedad y trinos. Cielo blanco, gris y negro. Suena la carretera. Demora movimientos, agazapado entre las hierbas, un gato gris naranja. Olores a hierba húmeda. Brisa fresca. Contraen sus pétalos, flores rosas de enredaderas y trepadoras. Aparcan coches en espacios vacíos de la calzada norte. Silba un pájaro. Ululan sirenas de coches de policías y bomberos.

Cae brusca una cortina de lluvia amazónica. La neblina cubre el monte. Cesa el aguacero. Ruge un avión. Fluyen riachuelos de agua sobre la calzada. Brilla entre nubes el sol. Llega un estallido aéreo, hueco, sordo, lejano. Se relamen sobre la vía húmeda, dos gatos blancos.

Caen por toda la ciudad, conexiones de arquitecturas cliente-servidor. Rellenan casillas de líneas verdes y fondo blanco, personas con nóminas y patrimonios. Revolotean herrerillos negros, amarillos y azules bajo pinos sombríos. Caen de los eucaliptos cápsulas aromáticas, verdes y blancas, volcánicas.

Por la tarde, refresca el aire. Por encima de las hierbas, oteando el norte y el sur, asoma la cabecita de la gatita naranja. Atardece.

jueves, 4 de junio de 2009

Pag.136 $ Palomas blancas


Cielo gris y blanco. Trina fuerte un pájaro. Bruma densa. Dormita quieto sobre la verde vía, un gato. Cambian de pelaje a blancos manchados, grises claros y blancos marrones, los gatos siameses. Suenan trinos melódicos y ruidos de fondo, malhumorados, desapacibles. Oculto junto al muro de piedra, observa con fijeza felina el zarzal crecido, un gato gris y blanco.

Amarillea la hierba sobre la vía. Sobre el sendero, con pasos cortos, mecánicos, pasea un gato gris y blanco. Maúllan gatos agresivos desde la profundidad del matorral. Suena a barcaza vieja de gasoil, el motor de un camión.

A las diez en punto, el sol horada las barreras nubosas y templa la vía. Brotan flores blancas de los árboles que sombrean el terrario. Picotean sobre plazas enlosadas, crías de palomas blancas.

Por la tarde, sopla el viento. Amedranta a los gatos, un coche aparcado sobre la vía. Ataca con la energía infinita de un ala, una paloma negra. Nubes grises flotan hacia el sureste. Se oyen estallidos pirotécnicos. Atardece.

Rompe la tormenta, virulenta, atronadora y las gotas racheadas blanquean el monte. Rasgan el cielo estelas de rayos difuminados. Llegan olores frescos, húmedos, ionizados. Ennegrece el monte bajo un cielo blanco y azul. Jarrea a las once y once. Ahonda la noche.

miércoles, 3 de junio de 2009

Pag.135 $ Arrecifes sombríos


Cielo blanco. Brisa fresca. Trinos. Vía arenosa, polvorienta, sombría. Cojea sobre la vía, el gato dálmata. Husmea tembloroso, un gatito blanco. Llegan maullidos extraños, dolorosos. Trina fuerte con tonos de chova, melódicos, un pájaro. Gorjea un gorrión. Llegan voces ociosas. Aparca un coche eléctrico. Teje la vía de verde y gris, campos de cuantos luminosos. Ruge dentro de un corredor aéreo, un avión comercial. Rompen olas contra arrecifes sombríos. Tiestos con flores rojas, rosas y blancas adornan balcones de apoyamanos metálicos.

Por la tarde, vértebras nubosas oscurecen el monte. Calienta el aire, el sol. Caminan por el sendero, gatos negros naranja. Vigila inmóvil la salida de la madriguera de una rata, recostado sobre el muro de ladrillo rojo, un gato siamés.

Atajan por senderos y calzadas, inmigrantes ilusos, felices. Rebosa de actividad los montes oeste. Se nubla el cielo. Atardece.

martes, 2 de junio de 2009

Pag.134 $ En la rama de un manzano


Cielo azul. Brisa fresca. Al noroeste, montes de relieves tóxicos. Al sureste, montes brumosos. A las ocho y dieciseis minutos sale el sol. Desacelera un camión pesado, carretera abajo. Suena el progresivo petardeo de una avioneta. Sentado, en medio de la vía, un gato gris naranja rasca su cabecita.

Se alargan las sombras de las chimeneas de las casitas de la urbanización alejadas del sol. Suena la sirena de una ambulancia. Se inicia un festejo taurino. Salen a las playas personas vestidas de toreros del siglo diecinueve. Pasean por la ciudad personas demacradas, anoréxicas y turistas extraviados.

Por la tarde sestean los gatos recostados sobre la vía de grava. Sortea obstáculos verdes, vegetales, un gato blanco y negro. Se colapsan las carreteras que van a las playas. Suenan cláxones. Saltan sirenas de ambulancias. Llegan ecos de canciones vascas,

Sagarraren adarraren puntan...

Suenan palets arrastrados por el pavimento. Atardece.

sagarra=manzano
adarra=rama
punta=extremo, punta
Sagarraren adarraren puntan=En el extremo de la rama de un manzano

lunes, 1 de junio de 2009

Pag.133 $ Un sol de Van Gogh


Cielo azul. Monte umbrío. Sopla una brisa fresca, primaveral. Se alzan trinos de notas musicales escasas, repetitivas, mecánicas, armoniosas. Suena sobre la calzada, un ajetreo de coches. Son las ocho y treinta minutos. Llega una detonación de cantera, sin eco, rota, seca.

Pasean por la ciudad, bajo un sol de Van Gogh blanco, olímpico, pensionistas con gastroenteritis y parados con problemas circulatorios. Sombrea el camino que conduce a los caseríos, una higuera.

Por la tarde, el sol oeste ilumina una luna sureste, blanquecina, semiesférica. Traza una parábola ascendente con las alas desplegadas, una paloma gris y blanca.

Atardece.

Pag.132 $ Mortalidad uno por mil


Domingo

Nubes altas, blancas y azules. Monte velado, brumoso. Vía verde, sombreada. Trinos y cantos. Pían constantes, solícitas, crías de gorriones. Reverdecen las hojas de las cañas de bambú al lado de campanillas blancas, cónicas. Llegan sonidos musicales de fiestas de barrios. Camina hacia el sureste, un gato negro gris ibérico. Recostados toman el sol, tres gatos blancos.

Chillan aerodinámicos dos o tres vencejos. Observa los coches pasar, sentado sobre el muro de ladrillo rojo, un gato gris y blanco. Cambia el viento y llegan ruidos de motores de coches y motos conducidos por excursionistas dominicales.

Llegan olores de cuerpos putrefactos. Mortalidad uno por mil. Trina con fuerza un pájaro, oscuro, indeterminado, anónimo. Al noroeste las nubes reflejan picos de cordilleras nevadas. Destellean colores bifocales y giran en mil posiciones diferentes, dos cedes colgados, suspendidos de las ramas altas de un árbol frutal.

Por la tarde, sopla el viento. El gato dálmata corretea por la vía con la cola vertical, erecta, dominante. El sol oeste ilumina débilmente el terrario, sombrío, negro. El gatito ocicat camina lento hacia el sur.

Declina el sol. Atardece.

Pag.131 $ Ovejas lachas


Sábado

Cielo azul. Otea la calzada, sentado sobre el muro de ladrillo rojo, un gato negro gris ibérico.Trina gutural un pajarillo.Gorjean gorriones. Crepitan cantos de jilgueros. Suenan suaves, motores de coches y motos eléctricas.

Un gato siamés bosteza mientras olfatea unas hierbas, después, lento, felino, se oculta junto al zarzal oeste. Otro blanco surge del matorral este y se tumba reflexivo sobre la vía a tomar el sol. Vuelan avispas junto a las fachadas de los rascacielos. Quema el sol.

Pedalean pelotones de ciclistas por carreteras de montaña y pilotos de motocicletas, ocultos detrás de cascos almohadillados, circulan al límite de la física y de la mecánica. Envuelve la ciudad una bruma transparente.

Por la tarde llegan ruidos inverosímiles de rozamientos estridentes de ruedas de hierro contra vías desniveladas. Retazos nubosos cubren el cielo. Oscurecen y se alargan las cortinas de lana de las ovejas lachas.

Atardece.

viernes, 29 de mayo de 2009

Pag.130 $ Grados saharauis


Cielo blanco y azul. Aire fresco. Trinos. Alza el vuelo una paloma sobre la calzada espantada por un coche. Dos gatos blancos y negros sentados junto al muro de piedra, restregan y frontan, cuellos y flancos con sus patitas. Luce el sol. Suena la sirena de un coche de bomberos. Se acciona el mecanismo de apertura de un automóvil. Se oye una colisión metálica de pala excavadora llena de tierra cargando un camión contenedor.

Sobrevuela por encima de jardineras, una abeja. Ordenadas, disciplinadas químicamente, llegan hasta un tarro de azúcar guardado en una alacena, tres o cuatro hormigas. Chillan vencejos por encima de la casona. Un termómetro urbano marca treinta grados saharauis, andaluces.

Por la tarde, flujos de aire caliente recorren la vía. Camina por el sendero con las orejas caídas, un gato negro naranja. Cielo azul y negro. Traquetean simultáneos al oeste, una máquina taladradora, tac..tac..toc..toc, y un convoy de mercancías tracatrá...tracatrá...tracatrá. Flota sobre el estuario, una bandada de gaviotas junto a una montaña de eslabones de hierro, oxidados, depositados en la ribera.

Luna en cuarto creciente. Treinta y cuatro grados. Atardece.

jueves, 28 de mayo de 2009

Pag. 129 $ Una paloma torcaz


Cielo blanco y azul de nubes altas, difuminadas. Trinos. Claridad luminosa al Este. Entre herbáceas de flores amarillas, otea un gato blanco y negro. Bruma ligera al sur. Silba un mirlo. Salta la sirena de una ambulancia. Estalla un escape de combustión. Gira el eje terrestre. Orbita el sol.

Gorjean gorriones. Llega una onda acústica seca, subterránea de postes clavándose en la tierra a golpe de maza. Reflejos de puntos blancos sobre fondos verdinegros visten un monte agreste, boscoso, selvático, luminoso. Salen y entran coches conducidos por personas bulliciosas, sanguíneas.

Llegan olores de casas rurales de adobe semiderruidas, olvidadas. Suenan en la calzada musiquillas de inicialización de parámetros de comunicaciones. Bala, monte arriba, una oveja. Viento oeste.

Por la tarde, sopla un viento fresco, casi frío. Buscando un palomar inexistente, traza círculos amplios, altos, una paloma torcaz. Vuelan alto, hacia el Norte de Europa, aviones de pasajeros. Vibra el cuerpo de un gato gris y blanco. Soplan ráfagas de viento. Se agita el zarzal.

Cambia el viento, llega aire sur, cálido, fresco. Atardece.

miércoles, 27 de mayo de 2009

Pag.128 $ Arboles secos


Ayer

Anochecer de verano. Cubren el cielo, todavía azul, grandes nubes grises y blancas norestes. Son la diez y media. Brilla al sureste una estrella binaria. Llega habilidoso, torciendo el manillar de una ruidosa motocicleta roja, un repartidor de pizza.

Hoy

Nubes cumulares, alargadas al noreste, grises al sureste. Cielo azul. Trinos. Fluye el zumbido del tráfico. Picotean palomas sobre la acera. Planean gorriones sobre el zarzal. Brotan puntos blancos de los árboles del terrario. Brilla el sol. Merodea por la vía un ocicat. Otea desde el terrario un gato blanco. Cruza el abrevadero natural al norte, un gato blanco y negro. A las nueve, trozos de nubes absorben la luz. Acecha la sombra.

Se filtran rayos de luz entre los laureles. Brilla sombrío el zarzal. Taconea un peatón por la acera. Suenan sierras, motores, pistones y palas excavadoras. Vuelan como jilgueros gorriones. Sopla bajo el viento.

Por la tarde, cielo azul, calor ténue. Por debajo de las antenas de televisión, en el centro superior del monte, se yergue el esqueleto ramificado de un árbol seco, muerto.
Bordeando la carretera que sube hasta la cima, en una hondonada, junto a ermitas sólo abiertas a turistas, funiculares y piscinas municipales, atraen miradas, árboles secos de ramas pulidas, estelares, japonesas.

Apoyado sobre su patas traseras, araña una superficie de madera vertical, un gato siamés.


Atardece.

martes, 26 de mayo de 2009

Pag.127 $ Música de ópera


Cielo gris, de líneas al noroeste, nubes estratificadas al sureste. Surcan nocturnos aviones comerciales, casi vespertinos. Trinos. Frescor. Olor a hierba húmeda. En medio del sendero, sentado sobre su patas traseras, un gato gris blanco naranja. Sobre la zapata de la catenaria, otro negro naranja. Suena la vibración mecánica, ronca, de un motor de un transporte de equipos calefactores. Llegan ecos imperceptibles de una ambulancia distante.

Por la tarde, el viento sureste abre veloz un cielo azul de nubes blancas. El gato dálmata, encogido, otea el noroeste. El viento zarandea los árboles del terrario. Suena metálica la pieza hidraúlica de un camión de obra. Aparcados junto al caserío reformado, hay casi siempre, dos o tres coches, relucientes, impecables. Brilla ténue el sol.

Los gatos son superficies de colores naranjas, blancas y negras sobre las hierbas verdes sureste. Llega música de ópera.

Atardece.

lunes, 25 de mayo de 2009

Pag.126 $ Un trueno


Cielo gris, blanco, húmedo. Monte brumoso. Trinos. Ruido de fondo de máquinas barredoras. Pasea al sureste un gato gris y blanco. Caen repentina y simultáneamente la niebla y un aguacero. Corre por los desagües el exceso de agua no absorbida. Luce, entre el vapor de agua, entre relieves brumosos, por encima de la central eléctrica, entre dos copas arboladas, una luz blanca.

Suenan motores y neumáticos. Alrededor de los caseríos, tejen de un sonido elástico, esponjoso, ténue, las gotas cayendo sobre las hojas del minibosque. A las diez y media clarea el día. Un gato blanco y otro negro resaltan sobre un fondo verde de herbáceas al sureste.

Por la tarde sopla una brisa fresca, húmeda. Atrona el cielo lejos. Ruge un trueno metálico, agudo, breve. Se fragmentan las ondas, tamborilea el cielo.

Atardece.

Pag.125 $ Luces de cruce

Ayer

Cielo gris y blanco. A las diez y media llueve sobre la vía, el monte, los caseríos, prados y huertos. Un gato blanco aligera el paso hacia el refugio. Sopla una brisa fresca. Pían y gorjean gorriones. Atrona el cielo. Cesa la lluvia y llegan trinos diáfanos, nítidos.

Adultos y niños con chubasqueros caminan arcén arriba. Conquista el espacio sonoro una moto de alta cilindrada. Llegan olores de hierbas aromáticas, de tierra húmeda. Suena un avíón al noroeste. Vuelven a caer gotas siseantes sobre la vía y la calzada. Se para el tiempo y la niebla envuelve la cima.

Sobre el terrario, un siamés observa dubitatitvo el canal de drenaje. Un gato gris y blanco desciende por el muro de ladrillo rojo y se oculta en los bajos de una pequeña furgoneta blanca. Arriba, cerrado por postes de granito blanco unidos con alambre, puede verse el prado que contiene la central eléctrica.

Por la tarde, las nubes oscurecen el día y la niebla corona la cima del monte. Llueve. El gato dálmata se adentra cauteloso en el zarzal. Brotan por la ciudad flores de geranios y plantas trepadoras. Anochece.

Circulan luces de cruce por calzadas oscuras, siniestras.

sábado, 23 de mayo de 2009

Pag.124 $ Un delfín


Ambiente cálido, húmedo. Trinos. Asfalto mojado. Brilla blanco el cielo al Este. Un gato negro naranja otea el sur. Bruma ligera, vaporosa. Viento sureste. Asoma al sendero un gato gris y blanco. Sale el sol a las diez horas catorce minutos. Compiten pájaros en un concurso de trinos, reclamos y cantos. Calienta fuerte el sol.

Se oyen maullidos. Eriza la piel un gato gris y blanco. Huye un gato blanco y negro. Circula carretera abajo, hacia la ciudad, una furgoneta gris con un remolque alargado, encima, una trainera verde. Junto a un gimnasio de secundaria, sentado en un banco, vestido de tirolés, con sombrero de fieltro y cachava de bambú, piernas entrecruzadas, toma el sol, relajado, un viejo anciano, canoso, meditabundo. Junto a una pieza metálica de una pandereta reposa sobre la calzada, una cajetilla de tabaco Camel con un dromedario y un aviso Fumar puede matar.

Por la tarde, nubes blancas agujereadas y grises lineales cubren el cielo. Propulsado por aleteos sincrónicos, rápidos, dirigido por ecos de radiofrecuencias naturales, navega rumbo a mar abierto, un delfín gris. Viento noroeste.

El sol oeste ilumina la vía al sur, el prado y el monte. Cielo azul y negro.

Atardece.

viernes, 22 de mayo de 2009

Pag.123 $ Official Irish Club


Cielo blanco y azul, lineal, plano. Viento noroeste. Trinos. Medita entre las hierbas, un gato gris naranja blanco. Blancos negros mudan a blancos negros naranjas en primavera. Rejuvenecen los gatos. Bosques de bruma, aire de mar. Un pub de la ciudad muestra orgulloso una placa de pertenencia, Official Irish Club.

No muy lejos, en parques sombríos llenos de plataneros, sobre mosaicos estrellados de cantos rodados, en la cúspide de fuentes de agua hechas de mármol, esculturas de angelitos negros juegan a ser cupidos junto a sirenas rodeadas de ranas.

Por la tarde, nubes blancas, claros azules y cirros cubren el cielo. Viento noroeste. Dos gatitos blancos en el centro de la vía relamen sus patitas.

Atardece.

jueves, 21 de mayo de 2009

Pag.122 $ Huesos de plástico


Cielo gris. Niebla en la cima. Trinos y silbidos. Al noroeste contornos sombreados, al sureste el camposanto sin relieves, blanco, adornado de cipreses y palmeras. Asfalto húmedo de lluvia nocturna. Una pila de ropa abandonada de colores grises, amarillos, azules y arenosos, yace sobre la calzada embarrada junto al muro de ladrillo rojo.

Se diluye la niebla, se mustian las flores blancas. Suenan sirenas de coches de bomberos. Son las ocho y treinta y seis minutos. Se fracturan huesos de plástico bajo el tonelaje de coches sobre la calzada. Pía reincidente un gorrión. Canta un mirlo. Trinan jilgueros. Ambiente fresco, viento en calma.

Llegan bocinazos, gritos y voces de manifestación sorda. Otea desde la zapata sur un gato gris y blanco. Trepa terrario arriba otro del mismo color. A las catorce horas triangulan la vía, tres gatitos blancos.

Por la tarde, planean rasantes palomas sobre la vía. Sopla el viento.

Atardece.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Pag. 121 $ L de Learning


Cielo azul y blanco. Orquesta de trinos y cantos. Luz blanca al Este. Un gato naranja pasea al noroeste, el gatito ocicat al sureste. Maúlla un gato gris y blanco sobre el muro de ladrillo rojo. Laureles negros sombrean con eclípticas recias, duras, la vía de grava. Caminan en direcciones opuestas, gatos blancos y negros, de corto y largo pelaje. El calor ralentiza la velocidad de ondas pegajosas, metálicas, mezclas de gases, émbolos y cigüeñales.

Silban pájaros. Sale a la calzada, un cochecito verde, con la L de Learning adherida a la luna trasera. Intenta ocupar su lugar con otra L blanca y fondo verde, un coche blanco rugiente, embravecido, conducido por un hispano audaz, joven.

Por la tarde, gritan y vocean alumnos mediocres. Maúlla un gatito. Caen gotas de agua gruesas, escasas, tormentosas. Cubren el cielo nubes altas. Dormita ovillado sobre el sendero un gatito blanco. Avanza marcialmente hacia el sureste, un gato gris y blanco.

Atardece.

martes, 19 de mayo de 2009

Pag 120 $ Directorios paupérrimos


Cielo gris y blanco. Bri...bri...bri... Trinos y gorjeos. Encaramado a un palet de madera, apoyado contra el muro de piedra, otea el horizonte, un gato blanco. Cruza rápido la calzada, un automóvil. Pasean por la ciudad estudiantes con portátiles de directorios paupérrimos. Juegan a los autos de choque en piraguas de colores, muchachos de secundaria. Cruza la ciudad un camión de gasoil con el tanque nuevo, reluciente, blanco. Circula junto al cuartel de la Benemérita, al lado del estuario, un camión especializado en mudanzas de pianos. Calienta la ciudad, un sol oculto entre nubes.

Por la tarde, volúmenes nubosos de baja altura esconden la ciudad de satélites geoestacionarios. Sopla el viento y los gatos caminan al noroeste, después al sureste. Escruta el alrededor, alzando y girando las orejas, la gatita naranja.

Atardece.

lunes, 18 de mayo de 2009

Pag.$ 119 Una atleta olímpica


Cielo blanco, negro y gris. Brisa fresca. Trinos. Suena impaciente un claxon. Caminan hacia colegios católicos subvencionados niños de uniforme. Pasean por las calles de la ciudad personas con parálisis cerebral. Chilla lejano un halcón. Se troncha, junto a una universidad pública, un álamo de hojas verdes agua, corrupto, carcomido por dentro.

Llega la vibración de una taladradora abrezanjas. Entran en fase una cascada de trinos y el rugido de aviones. Taciturno, tembloroso, otea y olfatea alrededor del sendero de grava, un gatito blanco. Asciende lento y denso el humo de una hoguera, arriba en el monte. Pasea entre la vegetación, junto al muro de piedra, un gato gris y blanco. Observa extrañado una furgoneta aparcada, desde el mismo muro, otro gato gris y blanco.

Por la tarde, nubes de barras blancas y grises ensamblan el cielo. Corre arcén abajo como si fuera una atleta olímpica, una escolar uniformada.

El gato que zigzaguea encorva el lomo cuando avanza. Atardece.

Pag. $ 118 Halcones militares

Ayer

Cielo grisáceo, blanco, cerrado al Este. Trinos, silbidos y cantos. Sonidos de cigarras. Asfalto semiseco. Nubes alargadas estratificadas al noroeste. Cielo morado al suroeste. Suena el motor de un coche de rally trepando por la carretera.

Un gato blanco y otro negro naranja asoman por la vía. Repican campanas. El sol templa el sendero. Gorjea un gorrión. Desde el noreste el moderno edificio de oficinas es un zarzal con pararrayos. Calientan motores once halcones militares sobre los tejados de la ciudad. Juega al fútbol, solitario, un jóven en un polideportivo municipal. Corretea, a tramos cortos, por un tubo posamanos, una pequeña hormiga negra.

Desde el camino entre montañas puede verse, al noroeste, una fundición abandonada con su horno alto rojo y blanco y edificios auxiliares, ennegrecidos, grises, arenosos. Se comban las cumbreras de los caseríos viejos y surgen aleros de arquitecturas lejanas, asiáticas, de épicas navales históricas.

Por la tarde, sopla el viento. Se oculta el sol. Nubes blancas, intercaladas por azules, cubren el cielo.

Atardece.

sábado, 16 de mayo de 2009

Pag.117 $ Vástagos de roble


Cielo azul. Nubes con forma de dunas al sureste. Nubes cóncavas desmenuzadas al noroeste. Dos gatos sobre la vía, uno negro y blanco, otro negro naranja. Aparcado en doble fila aguarda un todoterreno negro adornado con flores blancas. Gorjea incansable un gorrión. Trina un jilguero. Silba un mirlo. Se oye un goazen y una exclamación infantil. Sopla el viento. Se difuminan nubes.

Una chica vestida con vaqueros, atractiva, levemente envejecida, vizcaína, enciende el motor de un coche. Ocupa el espacio vacío, el todoterreno negro. Nubes blancas y grises con formas de alacranes y dragones de contornos aserrados flotan hacia el sureste.

La vía de grava es un suelo radiante, cálido. En la zona baja de los montes, crecen pequeños robles de hojas rojizas y verdes al lado de álamos jóvenes e higueras adultas. Unos metros más arriba, crecen vástagos de roble junto a flores rosadas, acacias con espinas y álamos canadienses.

La bruma invade los montes oeste. Racimos de flores blancas brotan de acacias inclinadas por el viento. Vuela una golondrina. Enrojecen arbustos cortavientos. Brotan umbelíferas, flores blancas de tejos junto a los huertos de los ocicats. Se vuelven grises los tejados de las casitas rojiblancas de la urbanización.

Por la tarde se funden cúmulos, se cierra el cielo. Arriba, por debajo de la estación eléctrica, un perrito de color oscuro persigue y agrupa a las ovejas junto a la valla de acceso al prado por donde transcurre una estrecha vereda horizontal.

Un gato gris naranja otea el norte desde la zapata de la catenaria. El cielo blindado ensombrece la vía, niebla y lluvia blanquean la cima.

Atardece.

viernes, 15 de mayo de 2009

Pag.116 $ Bisontes


Cielo blanco y azul al sureste. Gris y negro al noroeste. Nubes calcáreas. Asfalto mojado. Gorjeos. Luz blanca solar, fulgurante, estelar, al este. Un gato negro ibérico escuálido esquiva felino las hierbas altas, verdes, que crecen sobre la vía. Llegan zumbidos neumáticos. Vuelan gaviotas por encima del prado grande, arriba, en la cima del monte. Cortan un aire de fondo verde, selvático, dos palomas grises y blancas.

Los gatos olvidan que llueve. Se enfría el aire. Suena el cristal, el metal, el plástico de una puerta de un coche, cerrarse. Frío seco. Cielo blanco.

Por la tarde, un fondo azul pixelado cubre el cielo. Los gatos negros naranja, recostados al sol sobre la vía gris y verde, son hoy bisontes de las cuevas de Altamira, semidespiertos, semidormidos. Se mueve, con la cola levantada, hacia el noroeste, un gato blanco y negro. Regresa a la vía un gato negro. Un siamés imita al gato que zigzaguea. El muro de piedra se viste de hojas de escamas verdes, colgantes, trepadoras. Bajan hacia la villa, por la carretera junto a la urbanización, un goteo de coches con reflejos solares.

Atardece.

jueves, 14 de mayo de 2009

Pag.115 $ Cuadros japoneses


Viento sureste, veloz. Cielo gris, blanco y azul. Gorjeos al lado de los caseríos. Grava húmeda. Pasea hacia el sureste, un gato gris y blanco. Suena la vibración última de un motor desconectado. Se expande y se contrae con el encendido el motor de un automóvil. Pasean por la ciudad metabolismos enfermos. Atraviesa la calzada un cortejo de coches de segunda mano. Traquetean perforadoras. Descarga un camión. Se oye un pitido de marcha atrás. Chocan planchas metálicas entre sí. Acarrea tierra una máquina contenedora.

Retornan alegres algunos gorriones al laurel. Brisa fresca, húmeda. Llovizna. Trinan jilgueros. Aletargan la vía una lluvia menuda y colores verde esperanza. Amarillean flores blancas. Se endurecen las hojas verdes agua.
Brotan flores blancas de arbolitos de cuadros japoneses y de fotografías de sabanas negras, africanas. Merodean entre las hierbas un gato gris y blanco, uno blanco y negro y otro negro naranja.

Por la tarde, nubes blancas radiantes y grises se trasladan al sureste. Azotadas por el viento, sobre el sendero, pendulean superficies blancas de gramíneas curvadas.

Atardece.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Pag.114 $ Máquinas de derribo


Cielo grisáceo de acero dúctil, gaseoso. Monte brumoso. Con forma de nube, copos de nieve, al noroeste. Asfalto casi seco. Se relame sobre la zapata de la catenaria un gato negro naranja. Trinos rápidos, inquietos, nerviosos junto a los caseríos. Escala el terrario, un gato gris y blanco. Canta un mirlo. Se oye un cortacésped. Trepa por las piedras de acceso al refugio, un siamés. Suena un deslizamiento de muebles sobre superficies rugosas, irregulares. Regresa el camión chatarrero con piezas grandes de carrocerías de coches. Desciende del camión un jóven de pelo rizado, dinámico, barbudo, agitanado. Suenan acordes de guitarristas ambulantes. Llegan ecos de máquinas de derribo.

Por la tarde, se levanta el viento. Los gatos, agazapados entre las hierbas, esperan. Hacia el noroeste camina una jóven con camiseta a rayas, rojas y blancas y pantalón vaquero. Suenan estridentes, cláxones por la ciudad.

Sobre el sendero de hierba y grava, pueden contarse hasta seis coches aparcados junto al muro de cemento. Atardece.

martes, 12 de mayo de 2009

Pag.113 $ Sabana africana


Cielo diáfano salpicado de nubes, blancas, alargadas y grises primaverales. Trinos. Suena un taladro. Tres gatos ibéricos, pequeños, delgados, caminan al noroeste. Bajo un sol de rayos convergentes surcan el cielo estelas difuminadas de aviones. Pasean por la ciudad asmáticos, alérgicos, depresivos, tullidos, cancerosos, ulcerosos y miopes. Despliegan banderas y escudos heráldicos sobre ventanas y balcones.

Por la tarde remite el calor de sabana africana. Sopla el viento. Corretean gatos. Las nubes dibujan triángulos isósceles, sabáticos, judaicos junto a isometrías de arena. Merodean gatitos blancos al lado del muro de piedra. Aporrean lejos una estructura de hojalata. Salen a la calle diabéticos, nefríticos y cardíacos. Aparca en doble fila un camión de chatarra vasca con carcasas, molduras, piezas de maquinaria, colgaderos de ropa retráctiles y cajetines publicitarios.

Ayer, luces refractadas, parabólicas, imprecisas, colorearon el cielo.

Atardece.

lunes, 11 de mayo de 2009

Pag.112 $ Deslizamientos tectónicos


Cielo de islotes blancos sobre el monte. Trinos. Se acicalan sobre la vía un gato blanco y negro y otro blanco. Suena un motor asociado a un cambio de presión. Gira un eje de rotación. Perseverantes, alegres, silban, trinan y gorjean pájaros. A las diez y media sale el sol. Crecen hierbas y gramíneas sobre el sendero de grava. Sopla el viento. Un gato negro naranja observa a otro gris y blanco curtido, experimentado, moverse por la base alta, estrecha, del canal de desagüe. Vuelan abejorros. Veintiseis grados marca un termómetro urbano al norte.

Por la tarde sopla viento marino. Caen rápidas gotas de agua. Se desploma el calor. Suena un trueno. Trina un jilguero. Gorjean gorriones. Maúlla un gato. Caen densos goterones de agua. Corren y saltan sacudiéndose el agua, los gatos al sur de la vía. Blanquea el monte una cortina de granizo. Brota un ruido de deslizamiento tectónico. Crepita el cielo. Cesa la lluvia y vuelven réplicas distantes. Sale el sol e ilumina el prado verde y los árboles frutales. Crecen, por debajo de la casita de arena, por encima de la carretera nueva, arbustos de flores rosas. Después de la tormenta, tres gatos blancos se mueven frágiles, temblorosos, por la vía de grava.

Atardece.

Pag.111 $ Un búho

Ayer

Cielo templado de grises claroscuros. Nubes esqueléticas, torácicas, celulares, bajas, delgadas al sureste, alargadas al noroeste. Asfalto y grava húmedos. Sale el sol a las diez y diez, puntual, matemático, absoluto. La humedad apaga los negros naranja de la pendiente noroeste, arriba, en el monte. Pasea hacia el norte con el lomo arqueado un gato blanco y negro. Los gatos rehúyen de atmósferas nítidas, calurosas. Cambia el viento y asoman dos gatos negros naranja. Montes brumosos de gases tóxicos contaminan el cielo al noroeste. Llegan sonidos de txistus y txalapartas. Ulula un búho.

Por la tarde, graduaciones de color verde separan pendientes suaves de superficies inclinadas, verticales. Cierran zanjas abiertas llenas de tubos de PVC de pequeño diámetro junto a otros metálicos, grandes, pesados. Mueren parques municipales furtivos. Pasan por la calzada coches de color azul marino.

Atardece.

domingo, 10 de mayo de 2009

Pag.110 $ Mercado de valores



09/05/09

Nubes de cuadros bíblicos sobre el monte, alargadas al Suroeste y Noroeste. Flota por encima del prado una bolsa de plástico de un supermercado. El viento sureste agita las hojas altas del zarzal. Surcan el prado verde fotogramas eólicos. La luz colorea de gris el monte.

Por la tarde, nubes de yeso húmedo cubren el cielo. Una paloma alisa con el pico las plumas estratificadas de su cuello contorsionándolo. Cabecea y escarba un gato marrón y blanco. Se aleja el gato que zigzaguea al acercarse el gato blanco y negro dálmata. Se oye una motocicleta de montaña. Sobre el muro de piedra, entre zarzas, asoma, un gato gris y blanco. El gatito ocicat sacude su cabecita, pensativo, oteando el sureste.

Destila gravedad respetuosa casi mortuoria la estación de largas distancias al lado del mercado de valores. Junto a éste, en el mismo edificio, abrieron hace tiempo, un bingo de lujo. Iluminan el terrario negro cuatro gatos blancos.

Anochece.

viernes, 8 de mayo de 2009

Pag.109 $ Estudiantes plagiados


Cielo gris, enyesado. Asfalto salpicado de puntos de agua. Un sirimiri pertinaz se instala en el monte blanqueado por la niebla. Trinan los pájaros y verdea el árbol de coral. Sobresalen tejados rojos y fachadas blancas sobre fondos verdes extensos. Llegan aullidos suaves, ladridos severos. Recostado sobre el sendero de grava, el gatito ocicat se rasca con una almohadilla una oreja. Por la acera hablan personas atropelladamente. La hierba oculta la grava al sureste de la vía. Junto al muro de piedra, un gato negro naranja olfatea un objeto azul con forma de botellita de agua mineral.

Acuden a las bibliotecas de la villa, insomnes, enfermos y marginados y en épocas de exámenes las abarrotan rebaños de estudiantes plagiados con apuntes subrayados, coloreados, resumidos, chuleteados. Pía un gorrión. Suena un claxon.

Por la tarde nubes grises se superponen en el cielo. Husmea como una cobaya, un gatito blanco.

Atardece.

Pag.108 $ Estructuras de cierre


07/05/09

Cielo de aluminio. Bruma. Trinos. Brisa fresca de mar. Alza el vuelo una bandada de palomas. Se mueve un gato negro naranja. El monte, desde el lejano Suroeste, es una meseta llana, regular, con un único prado en la cima. Camina al Noroeste un gato blanco y negro atigrado. Se oyen reclamos de mirlos y jilgueros. El número de antenas nuevas varía también; desde el Noroeste sólo hay una al estar solapadas, desde el Suroeste hay tres. Estornuda, entre las hierbas altas, un gatito negro naranja.

Por la tarde la lluvia entristece el monte. Nubes grises difuminadas cubren el cielo. Destacan, sobre el monte, superficies roturadas de huertos incipientes. Tres o cuatro palomas se mueven con pasitos cortos sobre el terrario umbrío, negro. Suenan, sobre la calzada, desniveladas, estructuras de cierre.

Atardece.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Pag.107 $ Canciones suecas


Cielo azul, negro y blanco. Frescor frío. Trinos. El sol ilumina débilmente fachadas al Noroeste hasta elevarse por encima de la central e inundar de luz el Oeste. Son las ocho y veintinueve. Mira al Oeste con las orejas levantadas, un gato negro ibérico. Cruza la calzada un gato gris y blanco. Se acicala encaramado al monolito, el gatito ocicat. Canta poderoso un mirlo. Adornan la ciudad con flores blancas, fresnos, espinos, serbales y castaños.

A las diez y cuarto, con sus cabezas giradas y ocultas entre las alas, dormitan aún, los patos en el estanque municipal. Se alejan aleteando, tomando altura, por encima de árboles frondosos, dos patos grises y blancos. Dos gorriones inician un bucle de vuelos cortos entre el césped y ramas bajas de un castaño de Indias. Por la ciudad proliferan pequeñas obras subvencionadas.

Por la tarde, una bruma ligera cubre los montes Oeste. Debajo de un puente con tejado y forma de integral, un músico callejero armado con un acordeón, recuerda viejas canciones suecas.

Atardece.

martes, 5 de mayo de 2009

Pag.106 $ Migas de pan


Monte negruzco. Cielo sin nubes. Frío primaveral. Trinos. Recorre la vía un gato negro. Pían bulliciosos gorriones. A las ocho y media sale el sol. Entre huecos de coches picotean cinco o seis palomas. Se alza el sonido de tráfico de la carretera. Trina un jilguero.

Por la tarde, el viento oeste desplaza nubes blancas con forma de continentes..., euroasiático, australiano y pequeños archipiélagos. Inyectan poliuretano a un edificio próximo. Saltan como ardillas y golpean con la patita delantera objetos invisibles, gatos con colas de plumero. Hace maniobras para entrar en la urbanización un camión de tonelaje medio. Consulta un dietario, un hombre sesentón vestido de jersey granate y pantalón beis. Sobre el terrario se inicia un pelea breve entre dos gatos blancos.

Sobre el techo de un coche aparcado un gato gris y blanco observa a dos gorriones picotear temerosos migas de pan, restos de un trozo mayor, aplastado por neumáticos.

Atardece.

lunes, 4 de mayo de 2009

Pag.105 $ Una estación caserío


Cielo gris oscuro. Prados húmedos. Trinos y silbidos. Lluvia débil. Viento fresco, ionizado. El gatito ocicat ladea su cabeza y centra su atención en las ventanas de edificios cercanos. La lluvia gris ensombrece los negros naranja al Noroeste del monte. Una bruma ligera cubre el monte. Bajo la lluvia, un gato gris y blanco camina lento, a la defensiva, hacia el Norte. Caen gotas desmenuzadas, racheadas sobre la vía de grava sin gatos.

Por la tarde, toma altura al Noroeste, entre nubes grises y blancas, un avión. Los gatos pasean con las colas erguidas olisqueando entre las hierbas y los canales de drenaje. Se reseca extrañamente el zarzal norte junto a la valla metálica sobre el muro de hormigón. Un gato gris y blanco aligera el paso al rebasar a un negro naranja. Con movimientos de ocicat, escarba entre las piedrecitas de grava, un gatito negro, ibérico, atigrado.

Al final del trayecto, después de bordear pequeñas planicies arboladas, se yergue una estación caserío con aleros de madera troquelados de estrellas. Junto a la estación, un puesto de asistencia de la Cruz Roja.

Atardece.

Pag.104 $ Oxidos de hierro

Ayer

Cielo azul. Trinos suaves. Trepa terrario arriba, un gato blanco y negro. Nubes blancas y grises larvadas rodean la cima del monte. Quiriquea un gallo. Doblan campanas. Bajo la placa de matrícula de un Renaul gris oscuro, toma el sol, tumbado, un gato gris y blanco. Calienta el sol. Montes brumosos ralentizan una villa dominical. Llega el sonido de una lancha motora. Silba pausado, cadencial, monótono, un pájaro. Responde un jilguero. Reanuda pitidos un pip-pip.

Arbustos de óxidos de hierro tapizan la ladera noroeste. Revolotean dos golondrinas. Con las alas desplegadas desciende vertical un halcón y desaparece de la vista. Brotan flores amarillas de los tejos. Sobre el arcén, corretea desprogramado, un aguzanieves.

Por la tarde se cierra el cielo y tres águilas trazan círculos por encima de las antenas de televisión. Un gato negro naranja sentado, alza una patita y se frota el hocico contra ella.

Atardece.

sábado, 2 de mayo de 2009

Pag.103 $ Arena de estrellas


Nubes grises renderizadas. Trinos. Revolotea una mosca sobre un alféizar de cristal. Estallan dos cohetes pirotécnicos. Sale el sol entre olas de nubes grises de alta definición. Llegan olores frescos de flores, hierba y heno. Canta y trina un mirlo. Pasean ociosos por la vía, el gato rabón, dos blancos y negros y un gato negro naranja. Junto a la barandilla de la pasarela hay una cajita pisoteada de clorazepato dipotásico. Asciende veloz por la carretera un seat 600 negro.

Por la tarde, un cielo azul de píxeles negros y sol nítido curva la atmósfera. Al Sureste, una media luna blanca evoca castillos árabes de altas torres, oasis verdes llenos de sauces y nenúfares y desiertos de arena de estrellas.

Sobre superficies acartonadas, viajan al pasado, deslizándose por laderas verdes amarillas, niños devergonzados.

Atardece.

viernes, 1 de mayo de 2009

Pag.102 $ Un vencejo negro


Nubes grises al Sureste, azules al Noreste. Brisa fresca. Se mueven por la vía un gato naranja y otro negro ibérico. Vibra el aire con detonaciones fragmentadas. Otros tres gatos saltan, ruidosos desde el matorral. Sale tibio el sol. Sobre la vía, con un chubasquero azul marino, recoge raíces culinarias, un hombre corpulento. Una nube, con forma de estructura de muelle de atraque portuario, flota férrea, por encima de las antenas de televisión.

A las doce menos doce minutos brilla, con intensidad variable, el sol. Canta un mirlo. Florecen en los huertos de los ocicats, margaritas gigantes de color naranja. La ciudad es una sucesión de aros, de singularidades perfectas. Nubes bajas, acumuladas, oscurecen los montes del Suroeste. Corta el aire un vencejo negro.

Por la tarde, quietud y silencio adormecen caseríos, prados y huertos. Nubes grises altas, desordenadas, cubren el cielo. Atardece.

jueves, 30 de abril de 2009

Pag.101 $ Cuadros de Magritte


Trinos cálidos. Ruido de fondo. Extractores potentes. Nubes azul marino. Entonan trinos y silbidos mirlos, jilgueros y gorriones, tsu...tsu, brii....brii..., piow...piow. Sobre la cabeza de una farola atornillada a una fachada, alarga el cuello y fija sus ojos en objetos cercanos, una paloma gris y blanca. Un siamés de caserío se distrae, sentado sobre el muro de ladrillo rojo, por encima de coches verdes y azules celeste.

Desbroza la maleza un cortacésped con momento angular y teoría espacial. El sol es un círculo halógeno de luz blanca sobre un fondo de blancos azules. Suena la sirena de una fábrica. Cruza el espacio un avión a reacción. Se oye el cierre de puertas sólidas, pesadas contra sus marcos metálicos. Levanta el vuelo una paloma con una ramita en el pico. Renqueante pasea hacia el Norte, un gato gris y blanco.

Llueve y una bruma densa de agua cubre la cima del monte. Un pequeño pájaro cambia de árbol. Minutos después, una espesa niebla oculta la cima. Los gatos se sacuden el agua vibrantes. Rejuvenecido el gato que zigzaguea observa extrañado unas hierbas verdes, altas. La grava, poco a poco, se hunde en la tierra y las ramas de los árboles crecen y rememoran épocas pasadas de pip-pips gigantescos, gorilas negros de películas americanas y ciudades de cristal de cuadros de Magritte.

En la pendiente norte, destacando contra el horizonte de nubes blanquecinas hay cuatro árboles, dos perennes abajo y otros dos de hoja caduca arriba.

Atardece.

miércoles, 29 de abril de 2009

Pag.100 $ Manantiales de hierro


Niebla en la cima. Asfalto húmedo. Nubes grises. Olor a menta, a césped mojado. Encima de la zapata de la catenaria, se despereza, un gato negro naranja. Trinos. Se disipa la niebla y reverdece el mikeldi. Llueve. La atmósfera húmeda, primaveral, ionizada, agrada a los gatos que curiosean por la vía olfateando lentos, perezosos, las hierbas.

Acompañado de un niño de cinco o seis años rezagado, empujando un cochecito de bebé, pasa por la acera, un joven de tendencias obesas. Llegan fragmentos de música latina, dance. Suenan turbinas de un avión, después un eco eterno. Viento Sureste. Conquista la vía un volumen de aire cálido.

Por la tarde, bajo un cielo blanco y azul, los gatos deambulan por la vía. Junto a caminos rurales, a la umbría de árboles frondosos, fluyen manantiales de hierro contra piedras de sillería.

Atardece.

martes, 28 de abril de 2009

Pag.99 $ Ardillas rojas


Nubes grises al Sureste. Claros al Noreste. Alegres gorjeos. Monte de atmósfera húmeda. Definen el mundo, sobre el terrario, un siamés y un gato blanco y negro. Destellea el sol. Abre la puerta de un coche aparcado, vestida con ropa de operario de almacén, desgarbada, una jóven alta de pelo largo. Los gatos, precavidos, otean semiocultos entre las hierbas que crecen junto al muro de ladrillo rojo.Suena suave, prolongada, discontinua, una motosierra. Sobre un monte verde, arbolado, boscoso, brilla el sol.

Por la tarde sopla fuerte el viento Este y los gatos se acomodan sobre la grava. Giran las hojas noventa grados y muestran enveses linfáticos, verdes claros. Junto al muro de ladrillo rojo, por encima de arbustos crecidos, corretea ortogonal y salta inquieto, el gato rabón. Surcan el prado de la casona, criaturas sinusoidales. Camina arcén abajo, una estudiante de andares firmes, secos, varoniles. Empequeñecida, arriba en el monte, arrastrada por el viento, haciendo acrobacias de parapente, vuela una gaviota gris y blanca.

Al lado de caseríos viejos y merenderos de verano, por ramas horizontales de pinos, corretean, ardillas rojas. Atardece.

lunes, 27 de abril de 2009

Pag.98 $ Esferas de humo


Nubes grises oscuras de formas irregulares. Viento fresco. Asfalto húmedo. Canta y vuela por la vía, un mirlo. Poco a poco, el sol acoraza el cielo. Nubes de placas galvanizadas se desplazan al Sureste.

Trina un jilguero. Salta a la vía desde el matorral, un gato negro ibérico. A las nueve y dos minutos sale el sol, cálido, breve. Claros alargados filtran una luz neutra, sedante, de frecuencias verdes infinitas. Frena, por la carretera, un vehículo pesado. Suenan máquinas de ejes holgados. Caen escombros sobre un contenedor.

Por la tarde las nubes cierran el cielo. Serpentean expandiéndose monte arriba, esferas de humo blanco. Los gatos descansan, quietos, con las patas traseras y delanteras flexionadas, sentados sobre el sendero de grava gris y césped verde.

Atardece.

Pag.97 $ Badajos gravitatorios

Ayer

Nubes blancas y grises al Noroeste. Nubes blancas al Sureste. Lluvia, bruma y sol. Trinan y silban pájaros. Se columpian árboles cortavientos. Vuelan altas, hacia el Noreste, tres o cuatro gaviotas. De árbol a árbol vuelan tordos y urracas. Un gato blanquinegro naranja pasea por la vía. Se mueve próximo por el canal de drenaje, un gato gris y blanco. Sobre el prado, por debajo de la central eléctrica, recostadas, yacen, dos o tres ovejas. Sopla un viento fresco de humedal de primavera. Pían al unísono una bandada de gorriones. Vibran apocalípticos choques de badajos gravitatorios contra cónicas de hierro de velocidades constantes.

Llueve y los gatitos, uno blanco, otro negro ibérico y uno marrón y blanco escalan el muro de piedra y entran a la guarida arbolada de túneles subterráneos. Azotados por el viento, oscilan, verticales, hojas y ramas, diciendo agur a la casona, a prados y a huertos. Arriba, en el cielo, traza círculos, un águila imperial.

Macizos blancos arbóreos se suceden, uno detrás de otro, raudos, hacia el Sureste. Ruge el suburbano al salir de la tierra, con un rugido estremecedor de leones nacientes, de dragones dormidos. A media tarde descansa el cielo y claros azules se abren al Noroeste. La luz se difracta, nítida y nacen bellezas de color gris y verde agua.

Anochece. La lluvia torrencial y la bruma envuelven el monte. Sobre la calzada hay personas con paraguas abiertos.

sábado, 25 de abril de 2009

Pag.96 $ Ondas rotas


Cielo plomizo, gris y blanco. Un gato ibérico salta desde el monolito al interior del matorral. Llovizna. Aparcados junto a la acera, uno al lado de otro, una moto japonesa y un todoterreno coreano, negros. Suenan simultáneas las sirenas de un coche de bomberos y una ambulancia. Llegan ecos cortos de vibraciones y ondas rotas.

Traquetea subterráneo el suburbano de la ciudad. Pían gorriones desde el laurel sur. La gatita naranja atusa rítmicamente su pelaje. Un gato negro y blanco y uno gris naranja otean inmóviles, cómodos, la vía.

Por la tarde la lluvia enfría el aire y amarillean prados y montes. Suenan detonaciones artilleras y nubes grises y negras, explosivas, visten el cielo sureste. Arriba, por encima de las casitas de cemento, se desvanecen los rosas cálidos de cerezos y almendros.

Atardece.

viernes, 24 de abril de 2009

Pag. 95 $ Zelkobas


Cielo rasgado. Contornos brumosos. Frescor. Trinos. Suena el motor de un camión. A las ocho y treinta y cinco minutos sale un sol acogedor, ambiental. Los caseríos se llenan de gorjeos, trinos, cantos y silbidos.

Por la tarde el viento Sureste agita aleatorio las ramas frondosas de árboles y las cañas de bambú. Entre arbustos gráciles se mueve felina, resabiada, la gatita naranja. El resto de la colonia permanecen echados o sentados sobre una vía de grava lineal. Crecen junto al laurel árboles con forma de zelkobas caucásicas, llenos de flores blancas, de enlaces azarosos, simbióticos, terrenales.

Florecen junto a academias e institutos castaños de indias y, junto a instituciones dudosas, palmeras de palmitos amarillos. Vuela veloz, a baja altura, hacia el Sureste, una paloma gris y blanca.

Atardece.

jueves, 23 de abril de 2009

Pag.94 $ Vías lácteas


Frescor. Cielo blanquiazul. Trinos, cantos y reclamos. Sale el sol y la bruma absorbe su luz escasa ennegreciendo laderas y terrazas Oeste. Trina un jilguero. Se acicala un gato negro naranja. Por la calzada hace jogging una figura delgada, de político entrado en años. Un gato gris y blanco avanza hasta la zapata, se detiene y reanuda su camino hacia el Sureste, después gira ciento ochenta grados y vuelve sobre sus pasos.

El sol de la mañana de primavera acota el prado grande de la cima. Los coches aparcados dibujan rectas paralelas discontinuas, de espacios vacíos, de vías lácteas ancestrales.

Por la tarde, risas de jovencitas quiebran un silencio de calor frío. Por encima de los adosados, sin ovejas alrededor, pace una cabra negra. Descienden por la carretera, hacia la ciudad, autobuses rojos de horarios perfectos. Un gato negro naranja sacude su cabecita como estornudando, otro blanco encaramado al monolito se rasca una oreja con una de sus patitas traseras.

Una superficie blanca de nubes altas cubre el cielo. Atardece.

miércoles, 22 de abril de 2009

Pag.93 $ Romanticismo


Nubes blancas. Bruma. Frescor cálido. Trinos. Llega el olor a humo de una fogata furtiva. Entre nubes agrietadas sale el sol.

Es época de felino romanticismo, de acoso y evasión, de jerarquías sexuales. Se adentra en la hierba, un gato blanco y negro. Sobre un lecho de grava gris, se relame un gato negro naranja. El gatito siamés y el gatito rayón se entrecruzan junto al muro de piedra.

Canteras y explotaciones madereras desnudan montes al Oeste. Maúlla un gato encolerizado por cuestiones de política territorial. Vuelan rasantes palomas después de posarse sobre codos de tubos de desagüe encima de locales de oficinas.

Se oyen maullidos de lucha. El sol Oeste baña el monte y oscurece la vía. Atardece.

martes, 21 de abril de 2009

Pag.92 $ Un mikeldi


Cielo gris y blanco. Trinos. Frescor. Bruma. Monte verdinegro. Ruge un gato en el matorral. Las flores de los cerezos y almendros esculpen mikeldis sin disco, estelas de piedra y hogueras verdes y negras. Los pájaros trinan sonatas, conciertos de violín y trocitos de partituras llenas de corcheas.

Suena a tambor metálico, repetitivo, secuencial, monótono, un compresor. Fluyen coches espaciados por la calzada. Arriba, en los huertos, los tambores son sacos de semillas sobre bidones cerrados de agua donde los pequeños ocicats dormitan inmóviles.

Por la tarde, bajo un sol cálido, setos de nubes blancas, irregulares y claros blanquiazules, emigran hacia el Sureste. Sobre el estuario, vuelan altos los cormoranes y en verano, en el parque de la ciudad, próximos a su albergue de tierra y agua, vuelan a ras del suelo, decenas de metros, pavos reales de colas inmensas.

Un gatito marrón y blanco pasea hacia el Sur. Viento de mar. Atardece.

lunes, 20 de abril de 2009

Pag.91 $ Un mapuche


Nubes grisáceas. Pían gorriones. Frescor de primavera. Sobre la vía un gato negro naranja. Sobre la vía urbana, hay coches aparcados en doble fila al lado de locales de oficinas de grandes ventanales con barrotes de hierro antirrobo. Sale el sol entre nubes de aleaciones de aluminio. Los gatos imperceptiblemente mudan de pelaje a tonos grises, naranjas, más claros.


Un gatito negro ibérico pasea junto al muro de cemento, alzando su cabecita hacia el zarzal. Silba un mirlo. Acelera un camión de transporte urgente. Un mapuche de la Tierra del Fuego rema en su canoa. Luz de bruma, blanca. Macizos de flores amarillas cubren buena parte de la falda noroeste del monte. Viento Sureste.

Atardece.

Pag.90 $ Xarm


Cielo de nubes blancas arbóreas. Asfalto húmedo. Sol ténue. Luz blanca. Sobre la vía un siamés, un gato gris y blanco y otro negro. Viento Sureste. Desde las casitas de la urbanización el politúnel, la casona y la higuera parecen más grandes. Sobre los paneles del arcén hay grandes palabras escritas como holor, bleak y xarm.

Pasea un perro blanco, una joven vestida del mismo color, junto a las casitas de la urbanización. Una ave rapaz acosa a dos palomas por encima de los tejados de la ciudad. Junto a la fachada Norte de un adosado han levantado un andamio.
Un gorrión con un trocito de pan en el pico vuela sobre un canalón de agua de la casona. Sobre el tejado del caserío reformado, bajo una placa metálica por donde salen los tubos de la chimenea, anida una pareja de gorriones.

Por la tarde un viento envolvente zarandéa las ramas de los árboles de la vía. Un gato marrón y blanco recostado sobre la zapata de la catenaria, relame una de sus patitas. El terrario es hoy una cueva negra, angosta, sin estrellas. Las ovejas pacen por debajo de la pequeña antena de los sesenta. Pasea junto al muro de piedra, un gato gris y blanco. Un siamés dormita al lado del muro de ladrillo rojo, otro ibérico observa sentado al Sur. Brilla por el sol Noroeste la ventana de cristal de la casita de arena.

Atardecer fresco. Suena nocturno, un avión intercontinental.

sábado, 18 de abril de 2009

Pag. 90 $ Tormenta de primavera


Sol vespertino de luz blanca. Sobre la vía, olfatea algo, un gato pardo. Delgadas capas de nubes blancas y cúmulos de algodón pueblan el cielo. Entre los muros de piedra, ennegrecen las hojas norte del laurel. La ciudad refleja espirales de luz ortogonales. Una niña de tres o cuatro años, con gorra y jersey rosa, acompañada de su papá, salta alegre, de escalón en escalón. Al lado del laurel florecen árboles de flores blancas, con forma de paraguas, umbelíferas, zerkóbicas.

Por la tarde, nubes grises y negras cierran el cielo y emsombrecen la vía. Llueven nubes de cargas eléctricas polarizadas. Suena un trueno sísmico, grave, después réplicas espaciadas de fuegos artificiales. Se difuminan relámpagos, se aproxima la tormenta. Se oyen ladridos intercalados de fogonazos de luces de choques brutales de cargas eléctricas.

Las casitas de la urbanización absorben una luz de prisma blanca. Truenos in crescendo, masas de nubes crecientes. Caen gotas veloces y los truenos sísmicos se propagan por mar, tierra y aire. Brillan las fachadas blancas de los caseríos. Desde la carretera llegan rozaduras de neumáticos contra el asfalto húmedo. Un gato blanco y negro trepa de un salto el acceso al muro de piedra. Nueva luz, nuevo trueno, éste sin escalones, continuo. Flota el agua sobre el monte. Descarga de luz, agua y audio. Amplitudes y volúmenes crecientes. Nubes de látigos de acero. La tormenta se hace eterna. Retiemblan las casas, el monte y los caseríos.

Por fin, se alejan las cargas y sólo queda una densa lluvia de primavera. Bajo un soportal de un edificio, una chica vestida de oscuro, espera a que amaine.

Atardece.

viernes, 17 de abril de 2009

Pag.89 $ Engranajes perfectos


Mañana fresca. Cielo azul. En la cima del monte, sobre el recinto de la antena de televisión de los años sesenta, brillan tres focos de luz. Trinos. Se mueve por la vía, un gato gris y blanco. Por encima de la calzada vuelan dos o tres palomas. Los paneles del arcén trazan una línea divisoria de pantallas de papel granulado, de cajas negras fotográficas, de aulas vacías de niños inquietos.

Se balancéa un trailer. Se oye una sucesión de martillazos metálicos. Por un trecho de la vía, junto al muro de ladrillo rojo, pasea marcialmente un gato blanco y negro atigrado. Por encima de los adosados, de sombras de copas arboladas negras, sale el sol. Trinan jilgueros. Trina desde su jaula en un balcón próximo un fancy escocés* gris amarillento.

Junto al muro de piedra, al Sur de la vía, ha llegado, nadie sabe cómo, un paragüero de metal, con la cabeza de un caballo negro pintada sobre él. Hacia el Norte, sumergido en un canal de desagüe, reluce un Compact Disk de aplicaciones informáticas Shareware.

Llegan y se alejan ruidos de silbatos, instrumentos de percusión y gritos de protesta. Variación de presión cero. Permanecen sobre la vía, el gatito ocicat, un gato blanco y dos negros ibéricos. Las nubes, arriba en el cielo, dibujan engranajes perfectos de relojes antiguos.

Atardece.

* fancy escocés=raza de canario

jueves, 16 de abril de 2009

Pag.88 $ Bernoulli


Masas de nubes grises al Sureste. Largas y delgadas al Norte. Llegan olores frescos primaverales de hierba verde, de prados, de polen. Sobre el terrario un gatito blanco caza insectos o sagutxus* imaginarios. El gatito ocicat le observa curioso desde la vía de grava. Revolotean por la vía dos carboneros. Brilla una nube al Este.

A las nueve y veinte minutos sale el sol. Un gato blanco y negro atigrado descansa junto a la zapata de la catenaria. Trinan, silban y gorjean pájaros. Se oye cerrarse la puerta corredera de una furgoneta de carga y descarga.

Junto a la vía abandonada, al Norte, sobre superficies de pendientes suaves, de tierra fértil, se alzan caseríos altos, pintados de blanco y reparados casi todos, sin pintar, negruzcos y descuidados, alguno que otro. Pasea por la vía hacia el Sur, un gato blanco y negro.

Por la tarde, la cima del monte desborda colores dorados, verdes agua. Los gatos agrupados sobre la vía, se acicalan, pasean o contemplan el devenir del tiempo. Disminuyendo su velocidad, aplicando Bernoulli, replegando sus alas, vuelan al Sur, contra el viento Norte, dos palomas grises y blancas. Ilumina la vía un sol Suroeste. La gatita naranja maúlla a una paloma gris y blanca que alisa sus alas con su pico, sobre la zapata de la catenaria.

Blanquean las nubes. Se abren claros azules. La urbanización de adosados sueña con laderas, terrazas y sierras castellanas. Atardece.


* sagutxu=ratoncito

miércoles, 15 de abril de 2009

Pag. 87 $ Flecha paleolítica


Amanece. Cielo gris claroscuro. Trinos. Contrastes verdes. Claros azules al Sureste y Noroeste. Dormita, oculto entre las hierbas, un siamés. Deslumbra, el sol de la mañana. Una nube gris y blanca con forma de flecha paleolítica brilla y oculta el sol.

Suena un tsu,tsu...tsu de ramitas rotas, resquebrajadas. Se oye el chirrido de una cortadora de metal. Viento Noreste. Un gato blanco indaga debajo de un peral. Otro toma el sol en el centro del prado.

Por la tarde chispea el cielo gris y blanco. Curva el monte, una luz blanca de arco iris. Al Norte del caserío alto reformado se alzan otros dos caseríos de fachadas blancas, uno de ellos abalconado al Oeste y entrada al Sur. A la derecha de la puerta de acceso de uno de ellos, debajo de un tejado hecho de restos de una escalera al segundo piso, hay troncos apilados para hacer fuego.

Atardece.

Pag.86 $ Un arce chino

Ayer

Niebla en la cima Norte. Asfalto húmedo. Abre zanjas en una ladera del monte, una excavadora. Suena una bomba de extracción. Simultáneamente al encendido del motor de un coche, salta la sirena de una ambulancia. Suma de amplitudes. Máximo laboral. Después, silencio, quietud, trinos.

Cuatro gatos, dos negros naranja, uno blanco y un siámés se acicalan sobre la vía de grava. Rebotan chispas de soldaduras. El reloj del Ayuntamiento martillea once campanadas, rancias, adustas, graves.

Llueve a intervalos. El prado junto a la casona grande añora el rebaño de ovejas, el burro que subía la cuesta y los cántaros de leche junto al camino. Entre la casita beis y la casita granate crece un arce chino, rojo granate, negro púrpura.

Atardece.

martes, 14 de abril de 2009

Pag. 85 $ Un paseo entre montañas


Lunes 13. Mañana soleada de primavera. Paseando un perrito, deposita una bolsa de basura en el contenedor, una señora con pantalones vaqueros y chaqueta roja, luego una obesa de negro y granate con una gran bolsa azul. Un gatito blanco pasea junto al muro de piedra recubierto de hiedra y plantas trepadoras verdes. Trina un jilguero. Se oye un avión a reacción.

Por encima de las casitas de cemento colores fucsias, granates, negros, rojizos... atraen y colorean un monte convertido en un parque de montaña. Junto a la fachada Norte del caserío alto, inclinadas al Sur por el viento, envejecen higueras con líquenes amarillos naranja. El arcén elevado es un paseo entre montañas.

Al final del arcén hay un pequeño mirador con bancos de losas de tumbas y cementerios. Sopla un aire frío. Un señor mayor asciende a pasitos cortos, dificultosamente. Subiendo por un camino de losetas enladrilladas, en un recinto vallado con postes de metal con forma de H, unidos por paredes de adoquines grises ligeros, huecos, puede verse un cementerio de coches. Al Noroeste coches amontonados unos sobre otros, al Sur almacenes hechos de láminas metálicas acanaladas junto a una vieja excavadora remolcadora amarilla, al Este un árbol y al Oeste un viejo camión grúa con cabina roja y remolque gris metálico y una grúa de obra verde con su contrapeso y puesto de vigía. Al fondo, el mar.

Por la tarde el sol caldea el monte bajo un cielo negro y azul. Las ovejas pacen en la cima, distanciadas unas de otras. El gato de hociquito blanco, elástico, sale del zarzal seguido de un gato negro bajo un sol cálido de atardecer. Los paneles del arcén reflejan figuras de atletas vascos, de jeroglíficos egipcios y minotauros.

Atardece. Una nube alargada rojiza se torna gris. Sobre la vía de grava, el gatito ocicat juega a ser un gran halcón.

Pag. 84 $ Un husky


Domingo. Cielo de acero gris y blanco. Brisa fresca. Trinos. Asfalto húmedo. El gatito ocicat cruza la calzada. Surge por el muro de piedra un gato negro naranja. Trina una bandada de jilgueros. Se filtran rayos solares entre nubes y una frecuencia verde invade el monte y la vía de grava. Toma el sol, sobre el capó de un Hyundai, un siamés.

Suena un coche al ralentí, después, una puerta. Se oyen campanas unidas a rodamientos sobre la acera. Ocho o nueve gatos esperan la incursión de un husky gris y blanco sobre la vía, erguidos, expectantes. Cambia la fuerza del viento y el husky abandona el intento. Un gato gris y blanco dormita sobre un coche blanco.

Por la tarde cortinas de agua derivan con el viento. Amaina la tormenta y el gatito gris y blanco, rayón, alza su cola por encima de un gatito blanco, cabeceando amistoso, sociable. Ruge un avión. Estalla un cohete. Flirtea un palomo. En los huertos crecen lentas las hojas de las higueras.

Cae la tarde. Flotan arriba, en el cielo, grandes nubes blancas. Se oye la sirena antirobo de un vehículo. Pasean por la acera niños charlando. Desde el Oeste, iluminan un área alargada del monte, cercana a la cima, ténues rayos solares.

A diferente altitud flotan nubes blancas y nubes negras. Atardecer frío.

Pag. 83 $ Un lobo ancestral


Sábado. Mañana fresca. Un siamés dormita junto al muro de ladrillo rojo. Llueve. Nubes blancas al Noroeste. Grises al Sureste. Por encima de nubes blancas, viajeras, veloces hacia el Sureste, entre trinos y gatos estáticos sobre la vía, sale el sol. Oscurece el monte una nube blanca.

Se abre la puerta de un coche y un gatito oculto yergue su cabecita por encima de las hierbas altas, verdes. El viento arrastra sonidos del Noroeste. Aúlla un lobo ancestral. Se cubre el cielo de gris y vuelve a caer agua de primavera sobre el monte. Después de saciar la sed, camina marcialmente, un siamés de caserío. Pasa la tormenta y brilla de nuevo el sol.

Por la tarde vuelve la lluvia con intervalos de sol. Brillan los paneles del arcén por el sol Suroeste y en su interior pueden verse reflejos de troncos de árboles tridimensionales llenos de estrellas y figuras con brazos levantados, triunfantes.

El alumbrado de la carretera ilumina débilmente las fachadas Sur de los caseríos altos. Arrecia la lluvia. Anochece.

Pag. 82 $ Un paraguas amarillo


Viernes Santo. Cielo gris. Humedad fresca. Llueve. Se funden copas blancas, arriba en el monte. Suena, desde la carretera, el efecto anti aqua-splash. Un gato camina junto al muro de ladrillo de piedra empapado, inmerso en sí mismo. Ruge extraño un avión. Llega el sonido de choques elásticos del agua contra las hojas. Bajo la lluvia, junto a un pórtico metálico de la central eléctrica pace una oveja .

En el extremo derecha del muro que separa la calzada de la vía de grava, el ladrillo rojo ha sido sustituido por adoquines grises, más baratos menos sólidos. Huecos vacíos y coches nuevos, con los permisos en regla, llenan las zonas del aparcamiento. Vuela una paloma por encima de la vía hasta posarse en un saliente del muro de piedra. Bajo la lluvia, permanecen quietos, tres gatos.

Por el camino de los caseríos baja una señora con un paraguas amarillo abierto. Por la tarde, persiste débil, la lluvia. Hace menos de un año repararon el tejado de la casita de arena, removiendo viejas tejas y colocándolas nuevas. El tejado de pequeña inclinación con respecto a la horizontal, desaloja agua a menor velocidad que los tejados de los caseríos. Un gato gris y blanco, sentado sobre el muro de ladrillo rojo, salta y se oculta tras unas hierbas altas, con movimientos rápidos, robóticos, de cabeza y orejas.

Crece la hierba, hoy húmeda y las hojas y la intensidad de luz diagonalizan un abanico de tonalidades verdes. Cae la tarde. Cae la noche. Frío. Lluvia.

Pag.81 $ Rosas rojas


Jueves Santo. Sol entre superficies delgadas de nubes delgadas al Sureste. Cielo azul. Un gato negro naranja, una gato blanco y negro y otro ibérico acechan y merodean por el sendero de grava. Por la vía urbana pasean dos perros de caza, como si estuvieran en campo abierto, tomando los vientos, trabajando en equipo. Vibra el aire con ondas sucesivas de trinos y gorjeos.

Bajo una luz blanca, diáfana, primaveral, vuela hacia el Oeste, una bandada de gaviotas. Sobre la calzada, acompañada de su hija, pasea una mujer con muletas. Nubes blancas ocupan el fondo azul. Se oculta el sol. Cae agua por un canal de desagüe vertical bajo un sol tibio que acaricia el monte, los prados, los huertos y los caseríos.

Desde una terraza del monte, donde se asienta un barrio entero, pueden verse gigantescos techos de hogares ancestrales con forma de pirámides perfectas. Un verdecillo atrapa insectos en el aire. Traquetea un tren al otro lado del esturario. Un halcón permanece quieto, estático, encima de la ciudad. Hoy las ovejas pacen en un prado Sureste.

Por la tarde un gato marrón y blanco introduce su cabecita dentro de un orificio de drenaje en el muro de cemento para salir bufando, incómodo, zarandeando su cabecita blanca. Desde un muro, junto a una verja, al lado de los caseríos de los ocicats, un gato gris y blanco observa, entre curioso y pensativo, el cementerio.

Masas de nubes diferenciadas cubren el cielo. Sopla un viento fresco, húmedo. Se oyen dos cohetes estallar, después un redoblar de tambores, lejanos. En el jardín de rocalla, nacieron ayer o antesdeayer, cuatro o cinco rosas rojas.

miércoles, 8 de abril de 2009

Pag.80 $ Porterías de rugby


Viento fresco. Nubes blancas al Este, grises al Sureste. Un gato ibérico negro se relame y dos blancos y negros caminan en direcciones opuestas. Los gatos se apartan del sendero de grava cuando olfatean caracteres irascibles. El sol difuso ilumina radianes de nubes.

Entre muros, se llenan de hojas verdes de coral, al lado de laureles negros, árboles caducos. Trinan pájaros en los huertos. Un árbol de coral exhibe en la copa más ramificada un nido vacío. Camina por la acequia un gato negro naranja. Entre el zarzal anida un jilguero de Castilla adaptado al medio.

Un gato gris y blanco trepa ágil sobre un Ford gris oscuro. Arcos de nubes blancas serigrafían el cielo. Chocan contra el asfalto bidones de cerveza. Se oye el desenrrollar de persianas de lamas plastificadas. Las ovejas, pacen hoy, en el prado verde por debajo de la central eléctrica abandonada que conserva estructuras metálicas de porterías de rugby, casi intactas. Entre ambas porterías, a modo de terraza se extiende un volumen sólido rectangular de color gris.

Anochece. Luna llena.

martes, 7 de abril de 2009

Pag. 79 $ Onda Mach


Amanece. Cielo gris y nubes negras. Pían gorriones, ahora próximos, luego lejanos. Asfalto y grava húmedos. Sobre el césped de la vía descansan cómodos tres gatos. Suena supersónico un avión. Se oye la sirena de una ambulancia. Dejan de oirse rozaduras de neumáticos. Enmudece la carretera. Se hace el silencio.

Por la tarde, huidizas, corren por el monte copas arbóreas de nubes blancas y grises. Palomas grises deshacen formaciones de ataque de gatitos ya crecidos junto al muro de piedra. Suena una onda Mach, hueca, grave.

Enroscada sobre sí misma, la gata naranja dormita al sol sobre una rama del laurel, encima del muro de piedra, al Sur de la vía.

Atardece.

lunes, 6 de abril de 2009

Pag. 78 $ Nudos lógicos


Amanece. Cielo ligeramente rojizo al Sureste. Los gorriones concentrados pían en el laurel. Suena una ambulancia. Pasa un camión municipal. Un gato negro naranja se relame sobre la vía. Se transforman en violetas y morados, los granates y blancos, arriba, por encima de las casitas de cemento.

Los paneles separadores del arcén son una sucesión de escalones verticales imposibles, de puertas grises y blancas, entreabiertas, de accesos kafkianos. Camina por la acera una joven con bufanda marrón y verde. Un gato blanco y negro camina soberbio, altivo por la vía de grava.

Barras de nubes grises ocultan un sol discreto. Ladran perros a diferentes frecuencias. Un gato gris, marrón y blanco, uno ibérico y uno blanco observan cómo un mensajero motorizado, oculto tras un casco gris oscuro, fuma un cigarrillo .

Por la tarde, salinas eólicas invaden la vía urbana. Empujadas por el viento, gañan gaviotas. Sirimiri de sal. Sobre el techo verde de un Ford, un gato gris y blanco resuelve dudas internas. Llueve débilmente. En los huertos de los ocicats, los bidones rebosan, medio llenos, nudos lógicos de dinámica de fluidos.

Atardece.

Pag.77 $ Manto áccido

Ayer

Atmósfera de frescor tibio. Cielo gris. Un gato negro naranja camina por la vía de grava. Suena una perforadora de estratos geológicos que ahoga el redoblar de las campanas de la villa. Por carreteras de montaña, circulan motoristas con mochilas sobre motos negras trucadas.

Sobreviven, al borde de la carretera, viejos postes de madera con tomas de tierra. El limonero aligera el peso de sus ramas sobre un manto áccido de cinco ph. Nubes alargadas grises oscuras se extienden por el cielo Norte.

En los caseríos de los ocicats crecen dentro de recintos vallados orientados al Norte, laureles frondosos al lado de flores blancas clericales. Por la tarde, bajo un cielo de acero, el gatito ocicat de hociquito blanco se sienta alejado unos metros de la colonia, en medio del sendero, como un perrito pastor cuidando un rebaño de ovejas.

Se encienden por un error burocrático las luces públicas. Aparcado junto a la vieja casona, inicia la marcha atrás un automóvil.

Atardece un arcén vacío. Anochece una vía sin gatos.

sábado, 4 de abril de 2009

Pag.76 $ Puntos de mortero


Nubes altas blancas. Reluce inconstante una esfera solar. Trinos y gorjeos alegres. Verdean las hojas de los árboles frutales. Seis gatos dormitan a la derecha de la vía. Quietud y silencio interrumpido por vibraciones viejas de coches seminuevos. A las doce horas llovizna. Un gatito blanco busca cobijo bajo los árboles del terrario.

La lluvia primaveral humedece poco a poco la gravilla dejando trazos de trigales segados, de céspedes invernales, de verdes claros. Un gato gris y blanco camina hacia el Sur junto al muro de piedra. Poco después, en dirección contraria, camina, uno negro. Ronronea brusco el motor de un coche.

Por la tarde, un cielo blanco grisáceo cubre el cielo. Se oyen puertas cerrarse, herméticas unas, destartaladas otras. Maúlla débil, un gato. Por la autopista, navega a velocidad de crucero, un deportivo. Sobre la vía de grava, permanecen quietas, una paloma negra y una gris y blanca.

Al lado de la vía, se extiende una plaza ajardinada, de losetas rosadas adheridas a bases de ladrillos con cuatro puntos de mortero. Atardece.

viernes, 3 de abril de 2009

Pag. 75 $ Horizonte de sucesos


Amanece. Tsu...tsu...tsu. Neblina sobre el monte negro. Arriba, nubes altas estratosféricas. Frío helado. Escarcha. Salen y llegan automóviles de otras realidades, de otros horizontes de sucesos. Un gato blanco observa inmóvil la vía desde el monolito de hormigón. Otro gato blanco con cola gris y negra camina junto al muro de ladrillo rojo, se detiene y sacude su cabecita a ambos lados como si le molestara o desaprobara algo.

A las nueve sale el sol. Trina un jilguero. Transparencias autoadhesivas de rapaces negras adornan los paneles de separación entre la carretera y el arcén. Cuatro corazones azules con bordes negros pintados sobre cuatro paneles consecutivos expresan dureza americana...tristeza anglosajona. Suena entrecortada la sirena de una ambulancia.

Suenan sobre la vía ritmos musicales de platillos óseos, metálicos. Atardece.

jueves, 2 de abril de 2009

Pag. 74 $ Pórticos metálicos


Amanece. Neblina semitransparente. Nubes blancas y grises derivan hacia el Sureste. Ennegrecen las tejas de arcilla cóncavas, acanaladas, de los caseríos. Hoy, sociables, alborotadores, los gorriones pían temprano en el laurel. Se oye un claxon. Un gato negro ibérico, estático, dormita junto al muro de ladrillo rojo. Silenciosos, cómicos, corretean por la vía de grava, una pareja de estorninos.

Una pequeña circunferencia solar blanca alumbra débil al Sureste. No lejos, en los montes, al Oeste, los edificios de oficinas se transforman en empresas distribuidoras de leche y refrescos amargos. Abajo, en el valle, entre muelles portuarios, se alzan galleteras, fundiciones, talleres y empresas de equipos eléctricos y pórticos metálicos.

Ocupan la vía, quietos, siete gatos y un gato gris y blanco en movimiento. Trina un jilguero. Aúlla dolorido, irracional un perrito de un edificio colindante imitando a gaviotas marinas de frecuencias casi exactas.

Por la tarde, sobre la vía de grava, recostados, los gatos se relamen concienzudamente. Desde el zarzal Este, salta a la vía, recien llegado, un gato blanco y negro dálmata con cola de mapache que retrocede hasta la zapata Sur de la vía, al ser rodeado por una colonia de gatos autóctona, inquisidora.

Cruza la calzada de dirección única, una procesión de coches. Un gato gris y blanco sestea encima de un coche rojo aparcado, con un cojín voluminoso sobre el asiento del piloto. Minutos más tarde, se yergue, desentumece la musculatura y se oculta tras el zarzal.

Atardece.

miércoles, 1 de abril de 2009

Pag. 73 $ Galerna rota


Amanece. Un gato negro ibérico se mueve por la vía. Cielo gris y blanco. Trinos monótonos. Destacan, terrario adentro, tres gatos blancos. Asoma entre el zarzal, el gatito ocicat de hociquito blanco. Se oyen motores de combustión, de inyección y cajas de cambio.

Amarillea la hierba verde sobre superficies de umbría no roturadas. Crecen y brotan hojas granate de árboles plantados por encima de las casitas de cemento. Absorben el espectro de luz solar, nubes de plaquetas grises. Gatos negros ibéricos pasean por una vía gélida, sombría, aciaga.

Por la tarde, sopla un viento fresco, de sirimiri marino, de galerna rota. Se oyen ladridos secos. Flotan a cierta altura del suelo, junto al museo judío, al borde del estuario, globos multicolor con sabores a hospitales, bautizos y geriátricos abandonados.

Espirales de aire elevan a las palomas por encima de los caseríos. Sopla aire de mar.

Atardece.

martes, 31 de marzo de 2009

Pag.72 $ Bueyes negros


Monte negro. Nubes grises. Asfalto seco. Frescor. Prado verdinegro. Suenan vibraciones de ondas neozelandesas, de indígenas mahoríes, sobre la vía de grava. Con motores a dos tiempos, pequeños y ágiles karts recorren la vía de grava.

Vetas azules entre un mar de olas blancas, cubren el cielo. La vía de grava, es hoy, un césped segado, recuerdos de yugos, bueyes y carros. Sobre la vía de grava un gato blanco y negro.

Por la tarde, bajo un cielo gris, sentado sobre un coche rojo, observa la vía, un gato gris y blanco. En medio de la calzada, el viento voltea una pluma gris y blanca. Pasa, por encima, una ambulancia de colores rupestres.

Arriba, cargado de heno, arrastrado por bueyes de colores ocres, espera junto al caserío, un carro de ruedas sólidas. Lejos, bueyes negros castellanos obedecen, dóciles, anacrónicos, órdenes de mando e inician una marcha terrorífica, inesperada, de potentes crujidos metálicos de piedras y estrellas.

Ayer tres gatos grises y blancos, noctámbulos, asaltaron la vía urbana. Luna en cuarto creciente al Oeste. Anochece.

lunes, 30 de marzo de 2009

Pag.71 $ Estrellas binarias


Lluvia. Frío. Cambio horario. Una casita de la urbanización amanece con las luces interiores encendidas. Un siamés camina hacia el Norte por la vía de grava. Trinos. Al Este nubes grises y blancas. Se abren claros y sale el sol, puntual, discontinuo, por encima de tejados, árboles y prados. Sobre la vía un gato blanco y negro. Arriba, en el cielo, ruge un avión comercial.

Suena una ambulancia con sabor tropical. El bar hispanoamericano con su bandera nacional tricolor confeccionada de papel junto al escudo del club de fútbol de la villa hecho de tela, ambos sobre una cristalera visible desde el exterior, ha empezado a cerrar un día entresemana. Mariposas de agua colonizan el laurel y la vía, cada vez más verde, se llena de estrellas binarias, acuáticas, de elipses enlazadas.

Con dos luces blancas encendidas sobre el tren de aterrizaje, vuela bajo, un avión. Por la tarde, tres gatos blancos recostados, contemplan cómo el gatito ocicat se oculta agazapándose sobre las hierbas afiladas, verdes, puntiagudas que crecen al lado del muro de ladrillo rojo.

Se oye ronca, rugosa una avioneta. Dos halcones cetreros surcan el cielo entre nubes bicolores grises y blancas.

Pag.70 $ Llaves ancestrales

Ayer

Lluvia nocturna. Frío. Por la mañana, entre grandes nubes grises, sale el sol. Sopla un aire fresco húmedo. Silencio. Se oyen ansiosas voces infantiles. Cerca del muro de cemento, indolentes, coexisten un gato blanco y negro y uno blanco. Un coche con el motor encendido espera en doble fila al Norte de la calzada. Dos personas pasean por la acera hablando de fútbol.

Las campanas repican a misa, doblan el tiempo apocalíptico, llaman a la oración. Desde arriba, las iglesias son puertas tachonadas con cerraduras, llaves ancestrales y ventanas de quillas de barcos de piedra y cristal. Gatos ibéricos, gatos negros y un gato gris y blanco, desganados, caminan al Sureste.

Por la tarde un sol de luz ténue calienta el rebaño, hoy en la cima del monte, a la derecha de las antenas de radio y televisión. Se instalan sombras a derecha e izquierda de la vía soleada. Una bandada de palomas flota en el viento, por encima del muro de ladrillo rojo encalado de gris, antes de posarse sobre alfeízares y repisas cubiertas.

Un conductor gira varias veces la llave de contacto. Suenan platinos desgastados. El gatito ocicat marginado, indiferente, se relame sobre la zapata de la catenaria.
Cae la noche. Un cielo azul marino con pinceladas blancas cubre el monte. Un gato marrón y blanco, indeciso, merodea por la vía de grava.

Duerme una hoja de laurel. Maúlla un gato.

sábado, 28 de marzo de 2009

Pag. 69 $ Un mástil blanco


Cielo y asfalto gris acero húmedo. Un pequeño vehículo municipal con escobas giratorias barre las aceras. Sopla una brisa suave. Un viejo gato gris y blanco camina al Sureste por el sendero de grava. Suena el temblor sísmico de un coche aparcando. Arriba, por debajo de las antenas repetidoras, sobre un prado acotado, pastan juntas ocho ovejas blancas. Tres gatos blancos y negros se mueven aleatorios junto al muro de piedra.

Por la tarde, volúmenes irregulares de nubes blancas intercaladas de claros azules fluyen lentos hacia el Sureste. Las ovejas, trashumantes, pacen ahora en el prado colindante a la central eléctrica abandonada.

A orillas del estuario, cerca de un puente colgante anclado a dos pilares de piedra gris, de remaches y soldaduras, hay un mástil blanco hecho de madera, cuerdas y espacios tiempos curvos. Crecen, junto a una casa de piedra con escudo heráldico, árboles de flores blancas.

Anochece.

viernes, 27 de marzo de 2009

Pag. 68 $ Barras de estrellas


Neblina. Nubes renderizadas, gaussianas. Grava blanca y gris clara. Cerezos en flor. Trinos. Por la vía, se mueve recio, musculoso, un gato negro naranja. Los árboles se llenan de hojas blancas, verdes agua, granates... y el prado del caserío, extensión del huerto y el invernadero, absorbe y desprende humedad de primavera.

Sale un sol competitivo, tenaz entre montañas de nubes grises oscuras. En el huerto, apilados, no muy lejos de los árboles frutales, hay restos de ramas menudas de podas antiguas con hojarasca. El caserío alto es, al Oeste, una barra agujereada de estrellas, con una puerta de madera, casi siempre cerrada, bajo un arco de piedra ocre. Un gato gris y blanco dormita al lado del muro de ladrillo rojo.

Por la tarde subespacios grises de texturas pixeladas cubren la cima del monte. Un gato gris y blanco avanza hacia el Noroeste sobre el asfalto por debajo de coches aparcados. Suena una ambulancia. Trina un jilguero.

Ayer, bajo el sol de la tarde, los gatos jugaron a ser nutrias sobre ríos de grava. Atardece.

jueves, 26 de marzo de 2009

Pag. 67 $ Coches de silicio


Cielo de nubes grises alargadas, particionadas. Atmósfera fresca, primaveral de olores a polen, a flores... Surgen, sobre una grava gris y negra, al Norte, un gato negro ibérico, un gato blanco, el gato rabón y otro oculto. Perforan el cielo azul estelas de campos arados, quebrados, blancos. Gañan en el firmamento bandadas de gaviotas grises y blancas.

Huecos de coches de silicio entran y salen por la vía urbana. Suena seco un freno de mano. Junto al muro de ladrillo rojo, rodeado por hierbas y matojos, relame su piel un jóven gato gris y blanco. Un gato blanco y negro avanza hacia el Sur. Trina un jilguero.

Por la tarde despresurizaciones tubulares mecen las hierbas verdes, las hojas del laurel y los tallos de bambú. Los gatos, sincronizados, avanzan al Sureste. Un gato gris y blanco avanza lento, precavido, reflexivo por la vía de grava.

Arriba, cerca de una carretera de montaña hay una cueva prehistórica abandonada con restos de fogatas y círculos de piedras sobre el suelo exterior. Desde la entrada puede verse un caserío y una hilera de eucaliptos.

Atardece.